Por Julián Rodríguez
Era sigiloso como una pantera. Pisaba el área con autoridad porque su meta siempre era el gol, de hecho, se hablaba de tú con él, era su amigo, su don, su talento.
Es Estanislao Pulido Reich, el “Tano”, centro delantero que marcó toda una época, que puso la vara muy alta para cualquier futbolista que haya habido en nuestra ciudad, que llegó a la gloria con sus goles y alcanzó el grado de leyenda.
Su historia es como la de muchos otros futbolistas que nace en el barrio, precisamente del más bravo y tradicional de la capital veracruzana: El Dique, de donde han surgido algunos de los más grandes y trascendentales deportistas.
Sin embargo, proviene de Juan Díaz Covarrubias, donde nació un 25 de octubre de 1964, pero sus padres decidieron echar raíces en esta ciudad que ofrecía muchas oportunidades de trabajo.
A los 9 años de edad, el “Tano” se mostró en la calle, siendo el “Pato” Benjamín Hernández quien vio sus facultades y decidió invitarlo para defender los colores del barrio, exclusivamente con los Cachorros de El Dique, con el que mostró sus dotes de goleador y prácticamente lo catapultó al estrellato.
A muchos años de eso, el “Tano” nos cuenta o resume su medio de siglo de futbol, del que afirma le ha dado todo. “Soy un centro delantero nato que se apasionó desde muy niño de él, que ha sido todo para mi desde que patee un balón, que me ha dado las máximas alegrías y conocer a mucha gente”, dijo, especialmente que ese destino lo ha conducido a conocer a su esposa Bertha Hernández Torres, con quien procreó sus hijas Luisa y Perla, manteniendo una vida útil y feliz.
Sus goles han sido tantos que no recuerda una cifra exacta, pero alrededor de 40 títulos de goleo que lleva hablan por sí solos. “Una ocasión marqué 13 goles jugando para el Dique Gutemberg”, dijo.
Su fama fue mucha que equipos de renombre de la época lo buscaban y aunque jugó con muchos, el que le ha dejado una huella imborrable fue el Flamengo, con el que además de escribir páginas gloriosas conoció a su esposa.
Fue de los que no le dijo que no a muchos equipos por lo que desfiló entre otros por Juan Soto, de Coatepec, Rébsamen, Dique, Democracia Sindical, Materiales San Bruno, Dique Jr, y Monterrey. “Fueron tiempos muy buenos porque allí conocí a grandes amigos”, comentó.
Los campeonatos de goleo los obtuvo en torneos de esta ciudad, Laguna Verde, Misantla, Coatepec y hasta en Puebla, situación que lo llevó a obtener uno de los prestigiosos trofeos que entregaban en esta ciudad. “Me entregaron la Copa Xallapan; la otorgaba la familia Benítez de la Vidriería Monterrey, galardón que sólo era entregado al mejor deportista de Xalapa”, recordó.
Es ese jugador que daba gusto verlo jugar, de hecho, su estilo era similar al de los brasileños, vistoso, mágico, bonito, incluso es admirador de los cariocas Romario, Ronaldo y Ronaldinho, mientras que en esta ciudad vio con buenos ojos al “Cheo” Eliseo Palma y al “Tomate” César Domínguez. «Me invitaban a verlos jugar y de ahí fue el inicio a este bonito deporte”, expuso.
Muchos se preguntaban el por qué con tanta calidad nunca jugó profesionalmente. “Antes no existían los apoyos como hoy, mis padres tenían que trabajar para sacar adelante a mi familia”, mencionó.
Pero actualmente y al sufrir de esas carencias de respaldo, se brinda con sus nietos Santiago y Martin, de hecho, el primero ya forma parte de las fuerzas básicas de los Pumas de la UNAM, mientras que del otro están a la espera que llegue su oportunidad.
A sus 57 años de edad el “Tano” continúa jugando. Es verdad que el “Dios Cronos” no perdona, por lo que sus movimientos ya no son los de aquel letal felino que esperaba el momento justo de atacar a su presa, pero su calidad es notoria y donde se para casi siempre estremece las redes con sus goles, aquellos que muchos años atrás lo colocaron en el sitio de honor como uno de los más grandes, como una leyenda que difícilmente alguien la podrá igualar.