Por Julián Rodríguez
Ese día de 1974 el “Conejo”, el “Goyo”, el “Choswa”, el “Negro” y la “Cotorra” jugaban la cascarita en una de las pedregosas calles de la colonia Progreso Macuiltepec.
Los entonces chamacos disfrutaban pegándole a una pelota de plástico y colocando porterías con esas piedras que abundaban en su calle de jugar, de reír y de correr.
El tiempo para ellos era tan valioso como esa pelota de futbol, pero lo era más el ir tras ella para meterla al improvisado arco que ponían en ese terreno que los vio nacer.
Esos amigos del barrio decidieron formar un equipo para participar en la ya desaparecida Liga Xalapeña de Futbol, pero les hacía falta todo, desde sus tacos, uniformes y el pago de la inscripción, por lo que sin temor ni pena alguna pasaban por cada una de las casas de la colonia para pedirles dinero a sus vecinos y consolidar ese sueño de jugar oficialmente en un torneo.
“En esos días visitaban las tienditas y a los vecinos solicitando apoyo para pagar la inscripción y comprar uniformes”, dijo Marcos Hernández, el popular “Rana”, quien además de conocer el inicio de la historia del ya popular equipo Pumas Progreso fue parte de él poco después.
Más tarde se integraron jugadores como el “Galetti” Horacio León, el “Puma” Genaro García y otros como el “Tetos”, el “Penta”, José Luis Jácome, el “Virolo” y Carlos Mares.
Ese grupo de chicos decidieron participar en la categoría de 2a Fuerza y lo hicieron por dos años, aunque utilizaron el nombre del Deportivo Corona, sin embargo, dos años después, en la temporada 76-77 invadieron, la categoría Intermedia, pero ya lo hicieron como Pumas Progreso.
Es ahí donde se unen más jugadores como Sergio Rodríguez, Daniel “Vampiro” Miranda y Marcos Hernández, quienes conquistaron a base de garra, fuerza y entrega los títulos de Grupo, de Liga, campeón de copa y campeón de campeones, por lo que para el año siguiente pasaron a la categoría de Primera Fuerza, por lo que se hicieron de los servicios de más gente como Roberto León, Jorge Zamora, Luis Navarro, Domitilo y David Meneses, Margarito Ramírez el “Mago”, Rodolfo Villa y el “Chaplins” Enrique Barragán, además de el “Drogas” y el “Chavira”.
“Siempre fue un equipo protagonista donde quiera que se presentaba. Ganó finales, perdió otras, pero siempre estaba allí entre los mejores”, recordó el “Rana” Hernández, quien por cierto se caracterizó por ser un mortal delantero cuya virtud entre otras era el remate de cabeza, pues tenía un resorte tremendo que lo hacía superar a sus rivales por arriba.
Consolidados como un gran equipo decidieron participar en los torneos que se celebraban en el Ferrocarrilero, cuando había futbol del bueno, y en la Normal, por lo que debió llegar gente nueva como el «Rana III” Víctor Hernández, el profesor Gerardo Arcos, Alfredo Zamora, Jose Manuel “López el “Súper”, Humberto “Maravillas” Salazar, Sergio Hernández el “Yogurt”, El profe Gaudencio, los “Cuates” Mario y Francisco Pardo Tolentino, Rogelio Aguado Ulloa y el “China” Ángel García.
Marcos Hernández recordó que durante su historial están varias pausas. “Cuando llega el año de 1982 el equipo se toma un respiro, ya que muchos de aquellos jóvenes que se iniciaron en esta aventura decidieron concluir sus estudios y fueron tomando sus respectivos caminos de vida”, dijo, incluso varios de ellos fueron parte del Xalapa FC que militó en la Tercera División de futbol profesional.
Pero un equipo no podía desaparecer así como así, por lo que en 1988 el mismo Marco Hernández, Ángel “China” García y Genaro García el “Puma” se dieron a la tarea de reunir a los amigos para volver a las canchas.
“Se logra juntar a 8 o 9 de aquellos primeros amigos, por lo que nos vimos en la necesidad de invitar a nuevos jugadores”, agregó. Fue así que llegaron para vestir sus colores Gilberto Uscanga el “Jarocho”, el “Boa” José Castillo, su hermano la “Leyenda” Marcelino Castillo, Mario Montero y su hermano Sócrates, “Panchito” Falfán y Miguel Hernández.
Su destino fue el torneo de Coatepec, donde por tres años figuraron en el podio de triunfadores al obtener un título, un subcampeonato y un tercer lugar. “Pero siempre manteniendo la tradición de ser protagonistas”, expuso Marcos Hernández.
Sin embargo, vino otra vez un receso de cuatro años y el equipo a su retorno juega en la categoría veteranos de la Liga Universitaria, donde otros elementos arriban como el “Chino” Laurentino Hernández y el “Michel” Miguel Arellano, pero de nueva cuenta deciden parar, hasta que en el 2012 cuando la mayoría de aquellos niños que iniciaron ese camino ya tenían 54 años deciden participar en el futbol de la cancha “Pajaritos”, pero sólo con la intención de volver a jugar juntos el deporte que los había unido, pero también revivir esas tardes interminables de pláticas, risas y anécdotas vividas a lo largo de los años.
Asimismo, llegan más elementos como Noe Torres, Andrés Hernández, Carlos Hernández “Rana IV”, Parissi ,Enrique Pozos, Jorge Luis “Rabano” Aburto, el doctor Miguel “Chímal”, Manuel Medina, Memo Kay, Héctor García, el “Pájaro”, Arturo Hinojosa, Cesar Ochoa, Juan Jiménez, Coutiño, Julián Cebas, Federico Aburto y José Álvarez Medel.
En 2017 el plantel ingresa a la categoría Oro del futbol de Coatepec, donde agrandó su historia con 3 campeonatos, 2 subcampeonatos y en este último certamen se agenció el tercer lugar.
Pero los títulos, sus conquistas, sus trofeos, sus juegos, sus agarrones con otros equipos de tradición sólo forman parte de su historial deportivo, lo importante, lo que les genera emoción y alegría es encontrarse con esos futbolistas que buscaron en el llamado deporte del hombre algo más que eso, una amistad duradera y sincera, una hermandad que ni con el paso del tiempo ni el transcurrir de los años se borrará porque Pumas Progreso es para toda una vida.
FESTEJO
Por cierto, la familia Pumas Progreso festejó un año más de vida y lo hizo con una reunión entre sus jugadores y sus familias.
El ambiente fue de fiesta, de camaradería y de amistad, pero fue aderezado con la música que sólo el anfitrión Roberto León, el “Galetti” la sabe hacer y deleitó a los asistentes con sus canciones, unas surgidas de su corazón, su mente y sus manos y otras de autores como Roberto Carlos y Joan Manuel Serrat.