Por Julián Rodríguez
Esa tarde de abril de 1977, los chicos del equipo de futbol de la escuela secundaria Federal 2 corrían despavoridos por la calle Cayetano Rodríguez porque eran perseguidos por otros jóvenes de la “Antonio María de Rivera”.
Casi todos llegaron a refugiarse en una casa de la calle Basurto, sin embargo, uno de ellos se “tronó” y no logró esconderse; el cansancio lo derrotó y se quedó parado. Rápidamente llegó uno de los perseguidores. Era un chico alto, se veía broncudo y con cara de pocos amigos, y le preguntó “por qué corres”. El chamaco de apenas 14 años de edad no supo que contestar, el miedo a ser golpeado lo paralizó y se limitó a agachar la cabeza. Por fortuna el estudiante de la entonces polémica «Antonio María de Rivera» no lo agredió, tal vez se apiadó, se dio la vuelta y se marchó.
Por cierto, ese chamaco broncudo y violento era ni más ni menos que el famoso “Chocolate”, personaje que en las décadas de los 70´s y 80´s era considerado todo un caso.
Sin embargo, con el correr de los años fue cambiando de actitud, digamos que cobró su sano juicio y el camino que llevaba le dio otro rumbo.
A unos 44 años de esa acción José Alberto Pérez Fuentes nos confiesa una parte, un resumen de su vida.
“El ´Chocolate´ era una persona un tanto violenta que tuvo que sacar su carácter y su forma de actuar porque era necesario, ya que vivía en un barrio bravo como lo es El Dique”, comentó el también ex futbolista del Xalapa FC.
Algo chusco que le sucedió en su infancia fue cuando otro chamaco de su edad de nombre Ramón Sandoval, El “Pichi”, le dijo ´negro´. “La verdad si me enojé y le pegué. Los maestros me regañaron y me acusaron con mi mamá, quien me preguntó por qué lo había hecho, le contesté que por que me llamó negro. Ella me tomó de la mano y me puso frente al espejo y me dijo. ´mírate hijo, eres negro´; la verdad me dio risa y a partir de allí ya no me enojaba ni me incomodaba que me dijeran apodos referentes a mi color”.
Pese a la pobreza en la que vivía nunca se dejó guiar por los amigos para consumir algo que le afectara su salud, su mente y su espíritu. «Nunca me gustó el alcohol, ni las drogas, ni nada, sólo las mujeres, hasta la fecha, pero traté de guardar respeto hacia los demás, ni intenté lastimar a alguien”, expresó.
Sin embargo, un giro de 180 grados dio la vida del también futbolista amateur. «Cuando tenía 33 años de edad y trabajaba en el IMSS me senté y me hice una autocrítica. ¿Hacia dónde vas? Ya creciste en un barrio bravo, ya viviste la miseria, ya fuiste policía, ahora tienes que reordenarte de manera personal, ver qué tanto nivel intelectual tienes y qué calidad y nivel de vida puedes generar para ti y los tuyos, por lo que decidí prepararme, sobre todo espiritualmente”.
Nunca conoció el miedo. “El barrio significa la unión, mi forma de ser, el no ser débil, ni tener miedo a nadie y cuando falleció mi padre había que sacar el carácter”, precisó.
A muchos años de esa vida, el hombre hoy no cambiaría lo vivido. «De nada me arrepiento, ni de cortar café a los 8 años de edad ni de comer dobladas de frijol, ni de lo que viví porque no lastimé a nadie”, mencionó.
José Alberto Pérez Fuentes nunca ha perdido el piso, su bandera siempre ha sido la de la humildad. “Naces preguntando y mueres sin saber, no tienes nada cuando naces ni nada te llevas cuando te mueres, lo que tienes es lo que vives y con la enfermedad que padecí (Covid-19) sigo siendo el mismo, mi esencia es ayudar sin mirar a quien”.
Aunque gusta de deportes como el basquetbol, voleibol y beisbol, el futbol es su favorito, incluso ha obtenido muchos títulos con el Dique, pero recuerda con mucho cariño el campeonato que logró hace poco más de tres décadas en el Estadio Xalapeño. “Jugaba con la Secretaría de Seguridad Pública y enfrentamos a las10 de la noche a Finanzas; fue un tiro libre y disparé, el balón se fue a incrustar al ángulo inferior derecho del portero y con ese gol logramos coronarnos”, recordó.
El “Choco”, a quien comúnmente le dicen así sus amigos, es hoy un hombre exitoso, con títulos profesionales, diplomados y se graduó de licenciado, además tiene una inmobiliaria; sin embargo, el mayor de sus logros es haber edificado su historia de la pobreza, de la nada y de mostrar al mundo que pese a surgir del barrio más bravo de Xalapa supo sacar la casta el coraje y la determinación para ser un triunfador en el deporte y en la vida misma.