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El Inolvidable “Chiquis” Madrid; futbolista que hace un año murió
- Escrito el:: 27 enero, 2022
Era de esos elementos que no le tenía miedo a nada y que nunca se intimidó ante nadie
Por Julián Rodríguez
El futbolista se acercó a una vieja rockola que estaba en la esquina de ese lugar y tras ver la lista de canciones tomó una moneda y se la echó. Ansiosamente esperó que el aparato tocara la música, cerró sus ojos y empezó a entonar la canción de Juan Gabriel “Sólo sé que fue marzo”. “Ella tiene otro amor, que le da su calor y dejarlo no debe, y la veo muy feliz, aunque a veces pienso que todavía me quiere… Yo no sé, yo no sé, yo no sé si mañana, la veré otra vez en mis brazos, sólo sé que fue en marzo, cuando la conocí…”. Se notaba que esa rola le llegaba al fondo de su alma y con esa voz que le salía de lo más profundo de su corazón cantó en ese entonces a dúo con su amigo de equipo, Francisco “Paco” Acosta
Esa anécdota es del “Chiquis” Antonio Madrid Díaz quien, al término de cada partido celebrado en la canchita de la Facultad de Economía, por allí de 1991, se reunía con sus compañeros de equipo.
El lugar ubicado en la calle Sayago, donde convivían futbolistas, bohemios y amigos era propicio para desahogar las penas, sumirse en las tristezas y hundirse en un mundo de melancolía y desventura del amor.
El reconocido odontólogo era un futbolista que a cada partido mostraba garra y carácter en sus años mozos y en los no tan mozos también.
Sus inicios se dieron en la glorieta del parque “Los Berros” de esta ciudad, donde echaba patadas con sus amigos de infancia como Rolando Roa, Jorge Antonio Mendoza, Julián Pérez el “Explosi”, el “Güero” Ignacio Quiroz, Sergio Sosa, Valentín Chávez, el “Carrete”, Mario Rojas, Gustavo Domínguez y Antonio Marcial, entre otros.
Tenía muchas cualidades, esas que lo llevaron a enrolarse en equipos destacados como Tiburones FESAPAUV, Resto del Barrio, La Gota, Azcárate, Aluminios y Acabados, Vidriería Monterrey y el Dique, entre otros.
Su entrega era notoria y siempre defendió los colores de sus equipos con garra y coraje, virtudes que lo diferenciaban de los demás, especialmente cuando se trató de jugar para el Rébsamen, a quien reconoció como el equipo de sus amores, el que lo vio nacer y catapultó a la fama, en aquellos ayeres en que el futbolista nato surgía del barrio, de la calle
Era de esos elementos que no le tenía miedo a nada y que nunca se intimidó ante nadie, ni se rajaba ante sus rivales, así fueran de mayor peso o estatura porque siempre tenía el método exacto para salir victorioso.
Quienes lo conocieron supieron mucho de sus vivencias, de sus experiencias, de sus temores, sus ilusiones, sus fracasos, de sus amores y hasta de sus desamores, era lo clásico cuando los festejos posteriores a un partido de futbol se alargaban, dando tiempo a sincerarse con los amigos, con sus amigos.
Desafortunadamente se cumplió un año de su partida, adelantándose en el camino y emprender el viaje sin retorno, luego que por año y unos meses estuvo en cama al sufrir un infarto y un derrame cerebral.
Hoy el hombre ya no está con nosotros, sólo nos dejó su esencia, un legado de vida y muchos recuerdos que nunca se olvidarán, pero sobre todo un hueco que difícilmente alguien lo llenará porque su don de gente era especial, único e incomparable.
Sus amigos los futbolistas saben que tarde o temprano lo volverán a ver, que se volverán a reunir y tal vez jugarán un partido de futbol como lo hicieron en esta vida terrenal y misteriosa a la que sin nada se viene y nada se lleva.