Sin corbata ni saco, José Manuel de la Torre fue otro para el segundo tiempo. El director técnico del Guadalajara estaba sofocado, pero no eran los 30 grados de temperatura que calentaron la frontera norte. El aire se le iba, sensación ineludible cuando se habitan las catacumbas.
A las que las Chivas han vuelto. Su derrota ante los Xoloitzcuintles de Tijuana (1-2) se combinó con el triunfo del Morelia en Querétaro (1-0). Son últimas en la tabla de cocientes y sólo saldrán si los Dorados de Sinaloa sucumben esta noche.
Ironías del balompié: el Rebaño Sagrado necesita apoyo del Atlas, uno de sus adversarios más enconados, que enfrentará a los dirigidos por Carlos Bustos en el estadio Jalisco.
Lo que explicó la ira mostrada por el ‘Chepo’. Su equipo trabajó al pie de la letra… Hasta que Miguel Ponce se perdió en aquella jugada que provocó el primero de los dos goles marcados por Dayro Moreno (38’).
Ni siquiera habían pasado cinco minutos desde que Carlos Fierro alimentó la fe tapatía con ese cabezazo que hizo estéril el vuelo de Federico Vilar (34’). El campeón mundial Sub-17, en 2011, no anotaba desde la última jornada del torneo anterior. Simple anécdota.
Al igual que la sequía de los fronterizos sobre el campo del estadio Caliente. Habían caído en sus tres presentaciones anteriores, pero recibieron a un equipo que ya es garantía de fracaso si juega fuera de casa.
El Guadalajara ha sumado uno de 15 puntos disputados como visitante, lamentable cosecha para cualquier club que intenta evadir el descenso.
No triunfa fuera de la capital jalisciense desde el 14 de marzo, cuando Érick ‘Cubo’ Torres firmó aquellos valiosos tantos contra el Puebla en el Universitario de la BUAP (2-1).
Resultado clave en la salvación del semestre anterior, objetivo que no ha cambiado. Es por eso que el nudo de la corbata aprieta demasiado a De la Torre, cuyas Chivas han vuelto a las catacumbas.