Los encerrones en los Pumas regresaron, pero ya no como en los torneos pasados, cuando el plantel se aguantaba los fuertes regaños por parte de la directiva auriazul.
Después de la derrota en Tijuana, en el peor desempeño del equipo en cuatro partidos, según el propio entrenador español Miguel González, hubo una extensa charla en el vestuario del estadio Caliente, con Jesús Ramírez, presidente deportivo auriazul, y Míchel, para tranquilizar las emociones por el arranque irregular (dos victorias y un par de derrotas).
No hubo gritoniza o señalamientos, como hace unos meses, pero sí para provocar una reacción en el plantel.