A raíz de la pandemia de Covid-19, múltiples voces dentro del deporte han reflexionado sobre la necesidad de tratar la obesidad no sólo como una enfermedad, sino como una emergencia de salud pública.
De acuerdo con el reporte del Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico, el sedentarismo aqueja al 58.3% de la población mayor de 18 años.
El comportamiento sedentario se refiere al tiempo en el que se está despierto, ocupado en actividades con un gasto energético extremadamente bajo y que incluye permanecer sentado o acostado durante varias horas.
El nuevo coronavirus dejó al descubierto —una vez más— la vulnerabilidad de un país que abandonó la actividad física como la “mejor inversión” que una persona pueda tener para su salud.
“México es un país con una epidemia de diabetes, sobrepeso y obesidad, con más del 75% de su población padeciendo sobrepeso u obesidad y más del 10% con diabetes. Sólo el 40% de las personas realiza alguna actividad física o deportiva en niveles apenas aceptables por los organismos de salud. En consecuencia, es pertinente que los tres niveles de gobierno generen un programa escolar y social en donde la activación física sea un mecanismo esencial”, dijo Daniel Aceves, medallista en Los Ángeles 1984.
A la luz de la conexión entre la obesidad y los contagios mortales de Covid-19, el exdirector de la Conade Nelson Vargas y hoy presidente de la Asociación Mexicana de Gimnasios y Clubes, pide al gobierno federal que se intensifiquen las políticas deportivas.
“Queremos que se legislen mejor los temas, nosotros como asociación estamos para impulsar una mejor salud de la población”.