Los Ángeles.— Se incorpora al equipo justo antes del entrenamiento en el Rose Bowl. Juan Carlos Osorio le otorga un sincero abrazo. No podía ser para menos. Ha llegado una de sus piezas clave, esa que hurtó el sueño al entrenador nacional con su partida a la Major League Soccer (MLS), pero que ha demostrado que la calidad individual también puede estar por encima de la colectiva.
Carlos Vela se alista para jugar su primera Copa del Mundo en ocho años. Hace cuatro declinó la invitación de Miguel Herrera. Hoy es no es igual. La diferencia, confiesa, tiene que ver con la plenitud personal. “No vine a callar alguna boca. Creía que era lo mejor para mí, mi carrera, donde podía volver a ser el Carlos Vela que disfruta en el campo, que mete goles, ayuda a los compañeros”, comparte la figura del Los Ángeles FC. “Mi personalidad es que, cuando estoy feliz, hago bien mi trabajo”.
“Llegó un momento, en la Real [Sociedad], que llevaba mucho tiempo, conocía a todos… Estaba en una zona de confort y no podía salir, porque mi cabeza ya no quería estar ahí. Ese cambio de aires, me está ayudando mucho a ser un mejor jugador y [Rusia 2018] llega en un buen momento. Estoy para pelear contra cualquiera y hacer el Mundial que todos queremos”.
Está consciente que eso se espera de él… Y el reto le agrada. “No puedo asegurar que va a salir todo perfecto, pero seguro que voy a dejar todo en la cancha para gustar y, sobre todo, ayudar a mi equipo”.
Vela siente que —en lo individual— ya lo es, con relación al futbolista que ha ilusionado eternamente gracias a sus peculiares condiciones para el mercado mexicano.
“Es difícil decir que soy mejor que antes. Vivo el momento, me siento muy bien, maduro, con la idea de hacer cosas importantes en el Mundial.