Al Calor Deportivo

Una bendición ser el único mexicano en narrar 12 Copas Mundiales de Futbol: Enrique “El Perro” Bermúdez

-Primera de tres partes-

Enrique “El Perro” Bermúdez de la Serna, por culpa de la cigüeña, tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en el puerto de Tampico, Tamaulipas, un 20 de agosto de 1950, dado que su papá trabajaba como locutor en una estación de radio local, pero, a decir verdad y con sobrado orgullo, enfatiza que se siente mucho más chilango que el inolvidable compositor de música popular Chava Flores. Considerado como uno de los mejores narradores y comentaristas deportivos del continente americano, con una brillante trayectoria y experiencia acumulada durante 48 años de estar frente a los micrófonos y cámaras de televisión, en entrevista con EL UNIVERSAL, señala que, para él, es una verdadera bendición ser el único mexicano que haya tenido la oportunidad y la satisfacción de narrar 12 Copas Mundiales de Futbol de la FIFA.

A los 25 años de edad, es cuando comienza su exitosa carrera como comentarista deportivo en Televisa, debido a su profesionalismo y peculiar manera de expresarse, se convierte en el narrador estelar y consentido de la empresa. Es así, a partir de la década de los 90 y hasta el 13 de septiembre de este 2024, fecha en que una de las voces más emblemáticas de la narración deportiva, no solamente en México sino en todo el continente americano, se retira de manera definitiva, dejando una huella imborrable y como un referente del periodismo deportivo.

Cómo olvidar sus frases célebres como “Zambombazo”, “Tirititíto” o “En donde las arañas tejen su nido”, entre otras más, Enrique “El Perro” Bermúdez, se convirtió en toda una leyenda. Sin lugar a duda, 1976 fue un año que jamás podrá olvidar cuando inicia su largo recorrido por los pasillos de Televisa, empresa televisiva que supo arroparlo y hasta consagrarlo. Un hombre de fe y de bien, profundamente enamorado de la vida. Con madurez, supo aceptar que los ciclos laborales siempre se cumplen y deben respetarse, asimilando que la vida le abre otra puerta para seguir un luminoso camino que lo llevará a disfrutar una vida privada llena de colores… ¡y en compañía de su familia!

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Para tratar de detallar su impresionante trayectoria como comentarista deportivo, nos haría falta espacio, basta señalar que, a tan solo dos años de haber ingresado a Televisa, animados en su enorme capacidad y profesionalismo, sus jefes lo comisionan para que se encargara en narrar la Copa Mundial de Futbol de Argentina 78. A partir de ahí, asiste a las siguientes once Copas Mundiales de Futbol: España 1982, México 1986, Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014, Rusia 2018 y Qatar 2022. Asimismo, pudo cubrir 7 Eurocopas, 7 Copas América, 3 Juegos Olímpicos, 4 mundiales juveniles y 4 Copas Confederaciones hasta llegar a su último partido narrado en Televisa con la final de vuelta del Apertura 2013, en donde se enfrentaron América vs León.

Entrevistado vía zoom, nos permite descubrir a un hombre sumamente sencillo, sin “aires de grandeza”, al contrario, invadido por los sentimientos y emociones, con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, en esta primera parte de la conversación con EL UNIVERSAL, nos comparte que durante la Copa Mundial de Qatar 2022, en el marco de un evento denominado como “Periodistas en el Podio de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022”, recibió una emotiva distinción y como un justo reconocimiento a su trayectoria periodística en el mundo del deporte, por ser el único periodista mexicano que haya cubierto 12 Copas Mundiales de Futbol, recibiendo de manos de Ronaldo Nazário, una réplica fiel de la Copa del Mundo… ¡y con su nombre grabado en oro!

-Mi querido Enrique, qué gusto me da poder saludarte a distancia… A lo Mero Macho, es un honor para mí, lograr esta conversación, te agradezco mucho tu disposición…

-Igualmente, mi estimado Edmundo… ¿Cómo estás?

-Muy contento porque, por fin, pudimos establecer este enlace, gracias a mi nieto Adrián, un chamaco que se las sabe en cuestiones de tecnología y nos pudo conectar vía zoom…

-¡Déjate de formalismos!, mi estimado Edmundo, para mí también, es una enorme satisfacción volver a encontrarnos nuevamente. He leído tus entrevistas y te felicito porque eres un chingón…

-¡No digas eso!!, tú sabes que sigo haciendo mis pininos…

-Ja, ja, ja, ésa, ni tú te la crees… Dile a tu nieto que muchas gracias por lograr establecer la comunicación… ¿Ahí me escuchas bien?

-Sí, te escucho perfectamente. Recuerdo que hace algún tiempo tuve la suerte de hacerte una muy breve entrevista cuando tenías tu programa dominical en Televisa, “Zambombazo”

-¡Uy!, de eso… ¡ya hace siglos!, a principios de 1994…

-¿Cómo te va en la vida ahora que te “jubilaste” de la televisión, aunque veo que sigues conservando esa sencillez y humildad que te caracteriza y distingue?

-Me va extraordinariamente bien, mi querido Edmundo…

-Te veo muy animado y echado para adelante…

-Es que me siento muy, pero muy feliz…

-¿Te sacaste la lotería en Estados Unidos…?

-Ja, ja, ja… ¡Házmela buena!… Te digo que me va extraordinariamente bien porque estoy muy agradecido con la vida, con Dios y con nuestro Señor Jesucristo que me han dado más de lo que esperaba…

-¿Gracias a la vida, que me ha dado tanto, como cantaba Mercedes Sosa?

-¡En efecto!, aunque también, hemos tenido que enfrentar sin sabores, como todos los hemos tenido en la vida. Terribles dolores por los fallecimientos de mi padre y mi madre, pero, aparte de eso, en general, me va muy bien, disfrutando lo que Dios me ha dado a manos llenas, mucho mejor de lo que creía que iba a lograr, es más, mucho más de lo que merezco…

-Me sorprende mucho tu sencillez, después de que Ronaldo, en Qatar, durante el Mundial de Futbol en 2022, te hizo entrega de un muy merecido reconocimiento.

Con la voz entrecortada por la emoción y sus ojos visiblemente con lágrimas, responde: “Fue algo inolvidable para mí, recibir de manos de Ronaldo un trofeo por haber sido el único comentarista mexicano que haya narrado 12 Copas del Mundo de la FIFA…”

-¿En qué consistió ese reconocimiento?

-Una réplica exacta de la Copa del Mundo de la FIFA… ¡y con mi nombre grabado en oro!, que tengo guardado, aquí, en mi casa como una cosa importantísima para mí. Pero fíjate que este mismo premio, también lo recibieron otros tres colegas, un argentino, un australiano y un alemán. Un enorme honor y satisfacción para mí, por haber relatado esas 12 Copas del Mundo.

-¿Cuándo eras niño, alguna vez te imaginaste que llegarías a ser un muy destacado cronista y no solamente como una enorme figura de la televisión, sino dentro del deporte?

-No, la verdad es que no…

-¿Tampoco que serías alguien mucho muy importante dentro de la locución?

-Ahí, sí para que veas…

-Cuéntame…

-Es que, a veces, pensaba en que podría dedicarme a la locución…

-¿Por qué?

-Porque crecí dentro del mundo de los micrófonos, de los estudios, rodeados de infinidad de cables y cámaras de televisión porque mi papá fue un brillante locutor de la Catedral de la Radio en México, la inmortal XEW y de la XEQ. Fundador de XHTV Canal 4, que entonces era Telesistema Mexicano -hoy Televisa- Además, también fue presidente de la Asociación Nacional de Locutores durante tres periodos, de hecho, el edificio que alberga a la ANL, ubicada en la calle Praga número 40, en la colonia Juárez de la Ciudad de México, lleva su nombre: Enrique Bermúdez Olvera…

-¡Que honor!…

-Mi padre fue quien construyó ese edificio, en un terreno que había concedido el presidente Gustavo Díaz Ordaz para la Asociación Nacional de Locutores.

-Ya me imagino, las mil y una anécdotas que guardas, celosamente, en tu memoria…

-Nos faltaría tiempo para contarte tantas y tantas cosas que viví en esos maravillosos estudios de la XEW, en el tradicional y emblemático Estudio Azul y Plata, en la calle de Ayuntamiento número 50.

-A lo Mero Macho, siendo un niño, ¿sí pensabas ser locutor?

-Es que veía lo que hacía mi papá y me llamaba mucho la atención, pero, a decir verdad, como que no era mi principal objetivo, porque era estar encerrado dentro de una reducida cabina de radio…

-Entonces… ¿cuáles eran tus principales objetivos, cuando ya fueras mayor de edad?

-Por mi mente no pasaba otra cosa que ser futbolista o abogado… ¡la pura verdad! Eso es lo que me interesaba en ese momento, más que convertirme en un locutor como mi papá.

-Bueno, entiendo la influencia que sentías por la profesión de tu papá…

-¡Exacto!, es que había crecido dentro de ese mundo de la comunicación y más aún, porque hasta un tío, el inolvidable Sergio Beauregard, también fue un brillante locutor.

-Cuéntame más de cómo era “Quique”, el niño…

-Era un niño mucho muy travieso, pero al mismo tiempo, un buen chavito…

-¿Nunca fuiste travieso, maldoso o latoso?

-No, fíjate que no. Era un chamaquito muy tranquilo, me gustaba salir a la calle junto con otros niños a jugar futbol, nuestras porterías eran dos enormes piedras que estaban delimitadas por las coladoras.

-¿Aparte del futbol, qué otros juegos te gustaban?

-Era requetebueno para las canicas…

-Esa niñez, ¿la disfrutaste en tu natal Tampico?

-Por cosas de la vida, a la cigüeña, se le ocurrió realizar un aterrizaje de emergencia en Tampico, pero soy más chilango que Chava Flores porque mi papá era locutor en una estación de radio local y el señor Emilio Azcárraga Vidaurreta se lo trajo al Distrito Federal cuando yo tenía dos meses de haber nacido.

-¿A dónde llegaron a vivir?

-Mis primeros años, los pasé en una vecindad en la calle José Cuéllar de la colonia Obrera, en donde vivía mi abuela, la mamá de mi papá, dado que no tenía posibilidades para vivir en una casa aparte.

-Pero bueno, con su nuevo trabajo en la XEW y en Canal 4, me imagino que las cosas mejoraron para ustedes…

-Pues te imaginas bien, gracias a Dios, las cosas mejoraron enormemente. Poco tiempo después, nos fuimos a vivir a una casa que rentaron en la calle Patricio Sainz de la colonia del Valle. Luego, en la calle de Adolfo Prieto. Poco tiempo después, en Concepción Béistegui, para finalmente, quedarnos ya en casa propia en la calle de Santa Margarita.

-Conociste la colonia del Valle como la palma de tu mano…

-Pues sí, además, me gustaba mucho esa colonia porque era mucho muy tranquila.

-¿Eras un niño “fifí” de aquella época?

-Ja, ja, ja. Antes, no se discriminaba a las personas de tal forma.

-¿Qué número te tocó ocupar en el seno familiar?

-Con el matrimonio que formaron Enrique Bermúdez Olvera y Olga de la Serna -mis padres- fuimos cinco hijos, de los cuales, ya fallecieron dos. Me tocó ser el primogénito de todos ellos. Aparte, tengo un medio hermano mayor que yo cuatro años, Mario Bustamante de la Serna, hijo de mi mamá, dado que ella llega a México con el ballet de Alicia Alonso, junto con una de mis tías que también era bailarina y se casa con el papá de mi medio hermano, pero el señor muere. A los cinco años de estar aquí en México, conoce a mi papá y se casa con él.

-¿Tus hermanos fueron puros varones?

-No, fuimos tres varones y dos mujeres. De los cinco, quedamos solamente Luz María y Luis Arturo, quien fue el más chico. Lamentablemente, fallecieron dos.

-¿Eras muy “matadito” en la primaria?

-No, fíjate que nunca fui “matadito…

-¿…Entonces…?

-Un alumno bastante regular, para qué te digo mentiras

-Pero tampoco fuiste muy “burrito”, lo digo con todo respeto…

-Nunca fui muy bueno para la escuela, pero tampoco, un burro con tremendas orejotas. Digamos que fui lo suficientemente listo, además, no era de los niños que estudiaban mucho en su casa, la verdad….

-¿Atento en el salón de clases?

-Eso sí, era muy atento y disciplinado en clases, y con lo que captaba de mis maestros en la primaria y secundaria, me alcanzó para aprobar con sietes y ochos. Nunca me propuse ser un “cerebrito” en la escuela. Mi hermana Luz María sí que lo era… ¡y hasta “matadita”!, siempre se la pasaba estudie y estudie y sacaba puros dieces.

-¿Y en la secundaria?

-Pues casi igual, estando en segundo de secundaria, me tocó estar con mi hermana…

-¿Reprobaste un año?

-No, es que, nos estábamos cambiando constantemente de domicilio y perdí un año en secundaria.

-¿Cuándo te dedicabas a “machetearle” en la “secu”, te iba mejor?

-Ja, ja, ja, me haces sentirme en el sofá frente a mi psicólogo…

-Que sea para menos… ¿Te molesta que hagamos este recorrido por tu infancia y adolescencia?

-¡No, para nada!…

-¿…Entonces…?

-Es que tienes un estilo muy peculiar con tus entrevistas, me llevas de la mano, paso a paso, desde la niñez… En toda mi carrera de cronista, jamás, me habían hecho una entrevista así…

-¿Te sientes incómodo?

-¡No!, es que, antes de responderte cada pregunta me digo por dentro… ¡Zambombazo!, cada pregunta es un “tirititíiiito”, sabes muy bien lo que quieres sacar… Volviendo con tu pregunta, nunca quise ni me interesó ser de los que sacaban nueves y dieces para que les dieran diplomas o estar en el “cuadro de honor”.

-Pero nunca reprobaste materias?

-No, gracias a Dios…

-¿Qué rayos tiene Enrique “El Perro” Bermúdez, que toda la gente lo quiere, admira y respeta?

-¡Órale!… ¿A qué hora comenzó la hora de los halagos? Ja, ja, ja, no te creas. Muchas gracias por el concepto en el que me tienes, pero, quizás, eso se deba al carisma y no se compra con nada. Trato de ser completamente auténtico y honesto conmigo mismo… Pero tampoco creas que todo mundo me quiere… eh.

-¿Y eso?

-Debo admitir y, sin mostrarme pedante, que creo que una gran mayoría de la gente me quiere bien y me lo han demostrado, cosa que agradezco infinitamente… ¡Bendito sea Dios!

-Cuando viajas en avión o estás en aeropuertos esperando tu vuelo, ¿te molesta que la gente te pida autógrafo o una foto para el recuerdo?

-¡Para nada!, la neta, hasta me siento un poco cohibido, porque un gran porcentaje de la gente me da muestras de afecto, me piden autógrafos y se toman fotos conmigo…

-¿Y los que te odian?

-Ja, ja, ja, esos, me odian… ¡con odio jarocho!

-¿Qué te hacen?

-Afortunadamente, es una reducida minoría que me mientan la madre, me insultan y hasta avientan cosas que traen en las manos para lastimarme. Eso, me ha enseñado que “nadie es monedita de oro” y me queda muy claro.

-Para dejar tu etapa de niñez y acompañarte a la adolescencia, ¿cuál era tu juguete favorito?

-Como ni situación económica, de ese tiempo, no era muy benigna…

-¿De clase media…?

-Podemos decir que sí, “media nona”, pero clase media/baja, baja… ¡baja!

-No hay mal que dure cien años…

-¡Exacto! Poco tiempo después, a mi papa se le ocurrió emprender un negocio que resultó ser todo un éxito…

-¿Se encontró la “Lámpara de Aladino”?

-Algo así. No sé si te acuerdes el éxito que tuvo el famoso “Arcón Navideño” de la XEW, que resultó ser un verdadero y rotundo éxito y que decía así… ¡Ya salió a la venta el “Arcón Navideño” que contiene…! No sabes, nos fuimos para arriba. Además, se convirtió en una obra social para los radioescuchas de la XEW y como fue el creador de esa fantástica idea, la situación económica familiar mejoró muchísimo. Mi padre era un excelente publicista y locutor de la XEW.

-Vivías a plenitud esa etapa con un papá muy chambeador, pero no me dijiste cuál era tu juguete favorito…

-Con salir a echar “cascaritas” de futbol con mis cuates. Jugar canicas de “huesito”, porque había quienes tiraban de “uñita”. También le metía al balero y el yoyo, claro está, sin haber caído en transformarme en un vago. Insisto, lo que más me apasionaba era el “fucho”.

-¿Cómo terminas la primaria?

-De toda la primaria, el año que más me gustó fue el sexto.

-¿Por qué?

-Porque sentía que estaba adquiriendo una mayor cantidad de conocimientos y cultura. Había tres materias que me encantaban… En primer lugar, Historia, porque era conocer más de mis antepasados. La segunda, era Geografía, conocer el país en el que estaba creciendo y saber qué más había más allá de los océanos…

-¿Y la tercera?

-… ¡El recreo!, para salir a jugar futbol ja, ja, ja.

-¿Cómo era una navidad en la familia de los Bermúdez y cómo eran Santa Claus y Reyes Magos contigo, generosos o “manchaditos”?

-No, Santa Claus, no se acostumbraba en casa, éramos muy devotos de los Reyes Magos.

-¿Por qué no creían en Santa Claus?

-Porque era un tipo “gabachó”, que digo gabacho, era completamente “gringo”. En casa éramos fieles seguidores de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes se portaban “buena onda” conmigo.

-¿Qué regalos te traían…?

-Es que, yo, era “requetemalora”…

-¿No que eras un niño bien “portadito”…?

-Déjame platicarte algo muy chistoso. Un día, mi hermano Mario y yo, nos propusimos conocerlos en persona.

-¿Y qué travesura hicieron?

-La noche previa a su llegada, del cinco para el seis de enero, se nos “ocurrió”, en la parte baja de la entrada a nuestra habitación, pusimos un mecate, para que, cuando escucháramos que se habían caído, nosotros iríamos en chinga corriendo para verlos y conocerlos.

-¿Y qué sucedió?

-Pues ni se cayeron, mucho menos, los vimos…

-¿Qué regalos les dejaron?

-¡Nada!!, porque mis papás se dieron cuenta de la travesura…

-¿Les dijeron algo?

-¡Para nada!!, como si nada hubiera ocurrido… ja, ja, ja… ¡nos la aplicaron!

-¿Cómo eran esas cartas que les escribías?

-Muy acordes a nuestra situación económica, además, nunca les pedí juguetes de superlujo, como el resto de los niños de nuestro nivel socio económico.

-¿Qué era lo que pedías?

-En primerísimo lugar, un balón y zapatos de futbol, quizás, una camiseta y un “mecano” para armar mis juguetes.

-¿Qué juguetes formabas con el “mecano”

-Cochecitos similares a los famosos “Lodela”, me acuerdo que diseñaba aquellos “Cadillac”, era lo que me gustaba mucho hacer.

-¿Y en la secundaria, cómo te la pasaste?

-¡Muy, pero muy padre!, porque la hice en una escuela que era enorme y tenía un hermoso campo de futbol, además, también había un campo pequeño de golf para adolescentes y hasta una alberca…

-¿Qué escuela era?

Liceo Tlalpan. Una escuela mucho muy bonita y con muy pocos alumnos. Por cierto, el dueño de esa escuela era un general del ejército en retiro, el general Núñez -QEPD- En toda la escuela éramos nada más como 15 0 18 alumnos. Una escuela mixta que ya no existe… ¡Padrísima!

-¿Cómo le hacías para irte desde la colonia del Valle hasta Tlalpan?

-Tienes mucha razón, el recorrido era mucho muy largo, pero nos recogía un transporte de la escuela, a mi hermana Luz, Tere y Olga -QEPD-

-¡Y tu hermano Chucho?

-A él no, porque estaba muy pequeño. A los cuatro que te mencioné sí porque la escuela tenía primaria y secundaria. ¡Uf!, mi querido Edmundo, te agradezco tanto que me lleves a recordar cosas con un enorme cariño. Ahí, fue en donde pude conocer a uno de mis más grandes amigos de toda la vida, tristemente, hace poco que también acaba de fallecer, como hace ocho meses y se llamaba Juan Antonio Gutiérrez Cervero, que Dios lo tenga en su Santa Gloria, era originario de Tulancingo, Hidalgo, y me llevó a deleitarme con la mejor barbacoa que haya comido. Sus papás eran dueños de un famoso restaurante “El Venadito”, ubicado en avenida Universidad, justamente, frente a otro famoso restaurante como lo es “El Altillo”.

-¿Qué otros amigos y compañeros de esa época recuerdas?

-A César Kuri, Alejandro Rebollar… Una época bellísima de mi vida.

-¿Cómo son esas fantásticas vivencias que tuviste en la XEW…?

-… Perdón que te interrumpa, me tienes al borde de la lágrima, moviste fibras muy sensibles. -Observo a través de la pantalla de mi computadora que aprovecha para beber un poco de agua y continúa-: “Como te decía, crecí en los pasillos y en los estudios “Azul y Plata” y también en el “Verde y Oro” de la XEW, corriendo entre cables y micrófonos, cuando tenía entre 6 y 8 años de edad”

-¿Qué programas de radio eran los que presentaba tu papá?

-El inolvidable “La Hora del Cochinito”. Luego, por miles de contactos que fue cultivando, durante dos ocasiones, fue diputado federal, una vez por el PRI y la otra por el PAN…

-¿En qué distrito electoral?

-En el XV Distrito, por cierto, me acuerdo muy bien que lo adoraban porque demostró ser un político muy honesto. ¿Me permites contarte algo que me llena de mucho orgullo?

-¡Venga!

-Una vez, hubo un incendio en una vecindad por el rumbo de la Reforma Iztaccíhuatl y colonia Marte, gente mucho muy pobre, total, de su bolsillo y de sus ahorros, fue y les compró colchones y despensas. Algo que jamás olvidaré, esa calidad humana de mi padre

-¿Qué música escuchabas de chavito y qué programas de televisión te llamaban la atención?

-¡Uf!, de niño y en mi preadolescencia, veía aquel famosísimo programa de televisión “Teatro Fantástico”, de Enrique Alonso “Cachirulo”, que pasaba todos los domingo en el canal 2 de Telesistema Mexicano, mucho antes que surgiera Televisa, un entretenido y sensacional programa que, estoy seguro, todos los niños y chavos de mi época lo vimos.

-¿Y qué me dices de Chabelo?

-¡Por supuesto!, no me lo podía perder todos los domingos a las siete de la mañana. Mi querido Edmundo… ¡los tiempos de Dios son perfectos!! No obstante que Javier López “Chabelo” me llevaba algunos años de edad, nos hicimos muy buenos amigos cuando entré a trabajar en Televisa.

-¿Qué otros programas veías en tu preadolescencia?

-“Rin Tin Tin”, las aventuras de un maravilloso perro de la raza pastor alemán. También veía “Lassie” y “El Llanero Solitario”,

-¿Ibas al cine?

-Sí, por supuesto, me iba los sábados o domingos a las matines, veía películas de indios y vaqueros, eran mis favoritas, al fabuloso cine Continental que estaba en avenida Coyoacán de la colonia Del Valle.

-Estando ya en la secundaria, ¿cuál fue esa materia que te daba dolores de cabeza?

-Eran dos, Física y Matemáticas que no las pasaba ni con agua bendita, aunque logré pasarlas de “panzazo”, con vergonzosos seises, curiosamente, hasta la fecha hago sumas, restas y divisiones mentalmente con mucha facilidad.

-¿Y cuáles sí te gustaban?

-Las materias que sí me gustaban en la “secu”, eran Biología, Geografía, Historia.

-¿Te ibas de “pinta” en la “secu” con tus cuates?

-¡Uff!, un titipuchal de veces, nos íbamos a las “Fuentes Brotantes” que estaban en Tlalpan, un parque precioso de esa época. También nos íbamos a tomar sol a la Pirámide de Copilco y la fábrica de Loreto y Peña Pobre, que hoy, es una Plaza Comercial… A ver, mi querido Edmundo, dime, ¿quién no se fue de pinta alguna vez como estudiante?

-¿Y lo más lejos que se hayan ido de pinta?

-Al Zoológico de Chapultepec, al hermoso Castillo de Chapultepec, para nosotros, que éramos “sureños”, era una aventura larga, pero emocionante y la hacíamos de vez en cuando.

-¿Rentaban su lanchita y se ponían a remar en el Lago de Chapultepec?

-¡Si!, y hasta les dábamos de comer a los patos.

-¿Desde entonces, eras un ferviente seguidor de las Águilas del América?

-Solamente le fui al América cuando estaba mucho muy chavito, entre seis y ocho años…

-¿Después lograste descubrir que no todo lo que brilla es oro?

-Es que era la influencia de mi papá, el prestigiado locutor del que ya te hablé y que me llena de orgullo haber sido su hijo, él, le iba al América. Recuerdo que el primer partido que vi en el Estadio Azteca, siendo un niño, fue cuando se enfrentaron América vs Oro, es por eso que le iba al América, como bien lo dices, con el tiempo me convertí en un fan de corazón del Atlas, soy un “atlísta de sangre”, sobre todo, cuando estuve viviendo en Guadalajara y comencé a ver aquel enorme Atlas que dirigía Pepe Salgado y Amaury da Silva, el “Gato” Vargas, un equipo sensacional. Desde ese tiempo y hasta la fecha, soy un rojinegro de corazón.

-¿Le vas al Atlas aunque gane?

-¡Zambombazoooo!

-¿Llegaste a pensar que te ibas a morir sin verlos campeones?

-¡Sí!, afortunadamente ese maleficio se rompió… ¡ya fueron campeones en dos ocasiones! Por eso te decía que ¡los tiempos de Dios son perfectos!, durante una transmisión desde el Estadio Jalisco me tocó cantar su triunfo como campeones…

-A lo Mero Macho…, ¿lloraste de alegría?

-Pues sí…, ¡no soy de hule!, también tengo mi corazoncito rojinegro

-¿Alguna vez acompañaste a tu papá a las famosas corridas de toros en la majestuosa Plaza México?

-¡Si!, era una delicia estar en los tendidos y ver torear a Joselito Huerta, Eloy Cavazos, Curro Rivera, Miguel Espinosa “Armillita” y Mariano Ramos, entre otros más. Por cierto, déjame felicitarte por esa deliciosa y chingona entrevista que le hiciste a Julián López “El Juli”. Te decía, era altamente gratificante estar en la Plaza Monumental México, en donde no podían faltar la presencia de unos espectaculares cronistas taurinos, a quienes tuve el honor de conocer y saludar, como lo fueron don Carlos Albert -padre-, don Paco Malgesto y Pedro “El Mago” Septién. Unos gigantes del micrófono…

-¡Espérate, tú, no cantas mal las rancheras…

-Ahora sí, que el comal le dijo a la olla… Tú no te quedas atrás con tus entrevistas eh, me encantó la que le acabas de hacer a mi gran amigo Ciro Gómez Leyva y que se publicó en EL UNIVERSAL.

-Continuará-