Ya pasó la tormenta para el técnico Antonio Mohamed y sigue firme en el barco de los Rayados.
Después de perder la primera final regia en la historia del futbol mexicano, el Turco desapareció de los reflectores hasta ayer, que se confirmó en el cargo.
Su rostro y sus palabras se contradijeron frente a los medios. El semblante del estratega lució desganado, aún con las secuelas de un título que acariciaron por minutos, pero que les fue arrebatado por el experimentado zarpazo del técnico Ricardo Ferretti y sus Tigres.
“Los partidos se pueden ganar o perder, acá está todo muy claro, lo que es el semestre próximo y hoy estamos pensando en el proyecto que viene y tengo las fuerzas intactas”, dijo en conferencia el argentino.
Incluso, el nombre de Víctor Manuel Vucetich sonó en un supuesto interés de la directiva por verlo de regreso ante el malestar anímico de Mohamed.
“Es mentira [la renuncia], si abandono el proyecto está mal. Hicimos silencio porque estamos tristes, golpeados de la parte psicológica, pero con mucha fortaleza”, atizó.
Posteriormente, Tony se relajó. Sus palabras ante los medios, posible desahogo para el compromiso que tiene por delante, la final de Copa MX contra el Pachuca, el próximo jueves en el estadio BBVA Bancomer.
“Uno tenía que perder, fuimos nosotros. Ya aceptamos la derrota y por lo competitivos que somos, ya nos estamos relamiendo las heridas, estamos fuertes, ya vemos la luz y después de una semana estamos todos agarrados de la mano para ganar la final.
“El mensaje para la gente es que crean en este equipo, en el proyecto, la directiva va a hacer todo para tener un buen equipo, en ocasiones, los resultados son accidentes y esta vez [contra Tigres] lo fue y ahora necesitamos el apoyo de la gente para volver a empezar”.
Pese a que Mohamed ocultó sus sentimientos más profundos por la final perdida en su cancha, el pasado 10 de diciembre, el cascarón se logró romper.
“Tenía una desilusión muy grande, porque cuando se tienen los sueños al alcance de la mano y no se logran, la desilusión es muy grande”, aceptó con un discreto gesto de optimismo. “Estoy acostumbrado, he teñido golpes fuertes en la vida y esto realmente es una caricia”.
El Monterrey puede estar tranquilo, hay Turco para 2018.