Houston.— Los poco más de 30 grados de temperatura hacen insufrible la práctica para varios seleccionados uruguayos.
Es por eso que el entrenador Fabián Coito decide que se trabaje en el gimnasio y muy poco en cancha. Inusual sesión para el primer rival del Tricolor después de la Copa del Mundo en Rusia. La mayoría de sus futbolistas no están habituados a este clima ni al hombre que les da las indicaciones. Debido a que la Asociación Uruguaya de Futbol no tiene dinero, al ser investigada por corrupción, no ha llegado a un acuerdo con el legendario Óscar Washington Tabárez, quien no viajó a Estados Unidos, y se dejó al frente de la misión al entrenador del representativo Sub-20.
Tampoco está Edinson Cavani, ni ahora el volante Giorgian de Arrascaeta, quien causó baja por un desgarre en la parte posterior del muslo izquierdo, el domingo, en el partido de la liga brasileña entre el Cruzeiro y Porto Alegre. Baja que no mina el ánimo en un representativo que tiene a Luis Suárez como principal figura. No hay quién le compita. El delantero es la figura de La Celeste y queda comprobado por la desilusión de las casi dos decenas de aficionados uruguayos que esperan la salida y vuelta del equipo a su hotel de concentración. Se dan cuenta que no está, ya que se reportó hasta ayer por la noche.
Por lo pronto, el rol protagonico es del meta Fernando Muslera, así como los defensas centrales Diego Godín y José María Giménez, quienes acceden a cada petición para posar en la instantánea. Saben bien que son líderes de un equipo que ha tomado con seriedad el amistoso del viernes en el estadio NRG.