El Universal
La Selección Mexicana fue adoptada, con los brazos abiertos, por el pueblo de Chillán, una localidad ubicada al sur de Chile, que se conoce como ´La Cuna de la Patria’, pero ahora que el mini Tri juega contra el anfitrión por los octavos de final de la Copa del Mundo Sub-17, todo ese apoyo se transformó en rivalidad pura.
Porque los chilenos se habrán encariñado mucho con los mexicanos, pero ahora quieren que su equipo pase y que a México… sólo que le vaya bien.
Así que cuando el equipo tricolor salga al terreno de juego, todos esos vítores de los dos primeros partidos se transformarán en abucheos, gritos en contra y hasta insultos, pero… “Vamos a apagar el fuego de la tribuna desde la cancha, con goles”, sentencia Mario Arteaga, técnico del mini Tri, seguro de que dirigirá uno de los cotejos más importantes de su novel carrera.
“Es un juego del que todo el mundo habla en la ciudad”, dice vía telefónica el llamado ‘Kalifas’, quien niega que sus anfitriones hayan cambiado por ahora, su actitud hacia ellos. “La gente no nos ha manifestado nada en contra. Hemos recibo gran apoyo en Chillán, sólo algunos se acercan y nos dicen que no le ‘metamos’ mucho y otros que les da tristeza que ya nos tengamos que ir, que nos van a extrañar”.
Mas, la realidad es que la delegación mexicana no tiene ninguna intención de abandonar tierras andinas.
El técnico afirma que su equipo está preparado para todo.
“Totalmente. Ya hemos vivido esto en la final del Preolímpico, la disputamos contra Honduras en San Pedro y salimos avante. Hemos charlado con los muchachos y nos visualizamos jugando la final contra el anfitrión, y nos tocó, pero en una fase previa. Creo que lo de San Pedro Sula fue más complicado de lo que vamos a vivir en Chillán”.
En esta fase, todo cambia. El juego será a vencer o morir,
“La estrategia se modificará”, revela Arteaga. “El funcionamiento tiene que ser el mismo, con similar ritmo de juego, pero en lo que a estrategia se refiere, ahora tienes que ganar un partido a 90 minutos, y antes te concentrabas sólo en sumar puntos. Hay que manejar el juego, lo ideal es meter gol rápidamente, eso nos dará confianza y apagar el fuego que va a encender la tribuna”.
El optimismo está al 100 por ciento; tanto que no se piensa ni se dice la palabra ‘fracaso’ dentro de la concentración mexicana.
Están seguros de que superarán esta ronda. “Tenemos que cumplir entregando buenas cuentas y buenas cuentas son el llegar a la semifinal, de ahí a la final y pues tenemos la mala costumbre de ganarlas. No nos asustamos, vamos bien y no es sólo mi sentir, el grupo lo siente de igual forma, se palpa en el aire, en cada entrenamiento y estamos decididos a hacerlo, a dar el paso que tanto anhelamos”.
Así que hasta el momento, todo marcha como está programado. Se ganó el grupo, se ha jugado bien y los chicos se han comportado de una forma muy profesional.
Mas no faltan los problemas.
“De repente, lo que más daño nos hace es que los promotores ronden por aquí [el hotel de concentración]. Esta gente llega y se acerca con los chicos a ‘cuentearlos’, porque eso es lo que hacen, contarles cuentos. Lo que les digo a los muchachos es que tengan los pies en la tierra, que en estos momentos, nadie los va a llevar a Europa, que primero ganen el Mundial, hagan lo posible para que en sus clubes los tomen en cuenta y después veremos. Creo que por ahora me han hecho caso”.