Por unas horas, la Selección Mexicana de futbol que jugará en los Juegos Panamericanos se mezcló con “los mortales”, ese grupo de atletas que compite en otras disciplinas, cuyas federaciones no cuentan con los mismos recursos que la Femexfut.
El combinado nacional Sub-22, dirigido por Jaime Lozano, voló a tierras peruanas en el contingente que salió de la Ciudad de México ayer por la tarde, con el destino fijado en Lima 2019.
Carente de figuras, el Tricolor panamericano partió en silencio, con la mira puesta en una medalla, logro obligado, si se toma en cuenta el historial reciente en esta justa: oro en Guadalajara 2011 y plata en Toronto 2015; no tanto si se analiza el plantel, joven y, en el papel, inexperto.
Pero de la escasa expectativa que rodea a este grupo, los menos culpables son los jugadores. Ellos son sólo las piezas de las que
sus clubes se dieron el lujo de prescindir, al menos durante algunas semanas.
Existen otros casos, como el de Alan Mozo, Sebastián Jurado o Francisco Córdova, que vieron acción internacional en el más reciente torneo Maurice Revello; sin embargo, a pesar de su corta edad, se han vuelto elementos habituales en sus equipos, por lo que les fue negado el permiso para asistir al evento continental.
Y consciente de la inexperiencia de sus pupilos, El Jimmy optó por sacudir la presión y reservarse su pronóstico para estos Juegos Panamericanos.Lo único que se le escapó fue un tibio: “estoy emocionado”.
El seleccionado iniciará su participación el lunes, contra Panamá. Luego se medirá a Argentina (1 de agosto) y Ecuador (4 de agosto).