El Universal
Roque Santa Cruz no tuvo que pensarlo demasiado. Cuando se enteró que un club con rasgos de grandeza, pero con 17 años sin ser campeón de Liga, le buscaba, aceptó. Los retos que parecen imposibles fascinan al máximo anotador en la historia de la selección paraguaya (31 goles)… Y está convencido de que puede con éste.
Es por eso que finalizó su odisea en el otro lado del océano Atlántico. Las imágenes del más reciente título cruzazulino ya son borrosas y el ex delantero del Bayern Munich sabe que puede refrescar las vitrinas con el anhelado noveno trofeo de monarca. La valentía es parte de su ADN.
«Se puede decir que sí [es uno de los máximos retos en su carrera]», reconoce, en charla con
EL UNIVERSAL. «Es una situación que motiva y te da un extra de sabor, el hecho de pertenecer a un club grande que esté así de necesitado de títulos».
«Eso verdaderamente hizo diferencia entre las decisiones que vaya a tomar. Hoy, estoy contento de haber caído [aquí], firmado y pertenecer a este grupo ambicioso de jugadores que tiene por delante un reto súper grande, muy importante, y que requiere su sacrificio para poder conseguirlo».
Unas cuantas semanas bastaron para que se familiarizara con la obsesión azul por dar la vuelta olímpica, aunque eso no significa que cargue con la presión.
Lo del guaraní tiene que ver con optimismo y convencimiento en el grupo. Su labor, además de guía dentro y fuera del césped, se centra en que los Cementeros dimensionen todo lo que les daría fulminar la sequía. De entrada, un sitio en la inmortalidad.
«Es una situación que viene de años», subraya, serio. «Tenemos la posibilidad y el orgullo de defender al club en una instancia como ésta, porque la gente, verdaderamente va a recordar un título que se consiga ahora mismo, así es que es una responsabilidad grande, pero también una motivación extra que haya pasado tanto tiempo y poder pertenecer al club en un momento tan necesitado de títulos».
Chip que ya ha colocado en los dirigidos por Luis Fernando Tena. Aunado a su talento, Santa Cruz sabe que llegó a México con el objetivo de marcar un parteaguas en el aspecto mental, ese en el que el Cruz Azul suele fallar a la hora cero.
«La idea es transmitir seguridad, no solamente a los fanáticos, sino también al equipo», comparte. «Evidentemente que hay una experiencia importante que traigo encima y también muchas ganas, además de la calidad, la cual está a disposición del equipo… Es darle la seguridad que se necesita, porque vamos a hacer que las cosas funcionen arriba».
«Vamos a crear situaciones de gol y seremos un equipo súper competitivo desde el porte mental, desde la capacidad creérnosla… [todos debemos] de saber que no importa lo difícil que se ponga el tema, siempre vamos a estar en posibilidad de dar vuelta a los partidos».
Ha quedado demostrado en las primeras cinco jornadas del Clausura 2015, pese a que el fichaje bomba’ apenas suma 96 minutos jugados. Todo indica que reaparecerá el viernes, en Querétaro.
La lejanía del campo hace que le hierva la sangre, pero atesora que su bagaje y nivel sirva al conjunto en la Liguilla, porque «esas son cosas que al final pesan, esa experiencia -se quiera o no- puede ser lo que haga la diferencia. Esperemos que sea así».
«Igualmente, apostamos más a lo deportivo, a la calidad futbolística del grupo que a otras cosas, pero llega un momento en que esas experiencias y roces te hacen vivir esos momentos con más tranquilidad que cuando los vives por primera vez», agrega.
Por lo que el hambriento pueblo azul ya le ve como una especie de mesías. No le desagrada.
«Obviamente, es una responsabilidad que tengo con la gente, porque es algo muy lindo de alcanzarlo [el campeonato]», confiesa. «Como siempre dije, la gente tiene todo el derecho de ilusionarse con el equipo que tenemos y, desde donde estoy, [me encuentro] con todas las ganas de poder servir para cumplir ese objetivo que tiene marcado el club y ser la pieza que le ayude a alcanzar esos objetivos». Lo que hizo fácil su «sí».