El reglamento de la Concacaf rompió con la dinámica y cábala que había impuesto Gerardo Martino, técnico de la Selección Nacional, en esta Copa Oro, al obligar a la delegación mexicana a hacer una zona mixta previo a la semifinal ante Haití.
El estratega tricolor había logrado mantener alejados a sus jugadores de las conferencias antes de los partidos tras negociar con los organizadores. Entre los largos traslados a los estadios y que no veía de provecho entrenar solamente 45 minutos en lo que se llama reconocimiento de campo, el Tata había logrado tener a sus futbolistas en concentración.
Pero todo eso cambió con las semifinales, para las que por reglamento, los jugadores de los equipos están obligados a pasar por una zona de entrevistas. Claro que en el caso de Phoenix, aprovecharon y no vieron tan mal por el hecho de haber entrenado en el estadio.
Y lo mismo sucederá en Chicago, en el Soldier Field, si es que se clasifican a la final de la Copa Oro. Se rompió una de las cábalas de Martino, quién además no estará en el banquillo por acumular dos tarjetas de amonestación.