El Real Madrid dio un golpe sobre la mesa en la Liga de Campeones después de golear al Galatasaray (6-0) en la cuarta jornada de la fase de grupos gracias a un recital de Rodrygo Goes, el gran protagonista del partido que aclara el futuro de los blancos en su competición fetiche, mucho más cerca de los octavos de final tras el titubeante comienzo.
La noche tardó muy poco en ponerse de cara para el 13 veces campeón de Europa. De ello se encargó el joven Rodrygo, que firmó una auténtica exhibición en apenas 45 minutos. Marcó dos goles -tres al final- regaló otro a Benzema y generó el robo que dio pie a un penalti. El atrevido brasileño, a sus 18 años, ha caído de pie en la capital de España.
El de Sao Paulo tiene la estrella que le falta a Vinicius, comparación en la que gana de calle, y apenas necesitó un cuarto de hora -y tres partidos en total- para que el Bernabéu corease su nombre. A los cuatro minutos controló con el pecho un balón de Marcelo, recortó a un rival con la diestra y la puso en el palo largo con la zurda.
Un gol que tuvo todo, mejor no pudo hacerlo para meter el miedo en el cuerpo a los turcos. Tres minutos más tarde utilizó la cabeza, un nuevo recurso, búsqueda del espacio y un remate preciso tumbaron al Galatasaray y calcaron el guion de hace justo una semana ante el Leganés. Todo de cara y la Castellana botando como hacía tiempo.
Hasta Hazard le susurró al oído ‘déjame alguno’ con una sonrisa que ponía el acento en el don de Rodrygo. El chaval no detuvo ahí los fuegos artificiales, siguió con la pirotecnia y al cuarto de hora -una presión en el área del ‘Galata’- acabó en los pies de Kroos, que recibió un pisotón de Nzonzi sobre la línea del área.
El árbitro no señaló penalti en primera instancia, pero la revisión del VAR llevó al Madrid a los once metros. Todo el estadio pidió a Rodrygo, pero fue el capitán Ramos quien dejó su sello. El andaluz marcó de ‘panenka’ dejando el partido visto para sentencia. El campeón turco era una marioneta en manos de los de Zidane. No había más combate.
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Todo funcionó, incluido un centro del campo que ha encontrado mucha gasolina en las piernas de Fede Valverde. El uruguayo -que ha hecho olvidar a Pogba- relevó a Modric y permitió una mejor circulación e incluso hizo mejor a Casemiro y Kroos, éste último con más presencia sin tantos kilómetros; y el brasileño en su línea: de área a área como si jugase al fútbol sala.
De hecho marcó el cuarto con un cabezazo, pero fue invalidado por fuera de juego. El que no fue anulado fue el de Benzema, un regalo de Rodrygo tras una nueva presión en el área contraria, acompañada por un robo y una asistencia de manual. El francés, que atravesaba una pequeña sequía -un gol en cuatro partidos- sólo tuvo que empujar el cuero dentro del área pequeña.
El Galatasaray no puso oposición alguna, noqueado desde el comienzo, ni Andone, ni un desesperado Ryan Babel hicieron cosquillas a la defensa merengue, mermada por las molestias de Marcelo justo antes del descanso. Tampoco apareció el exsevillista Nzonzi y el equipo de Fatih Terim siempre estuvo a merced de su rival echando mucho de menos al lesionado Falcao.
BENZEMA Y RODRYGO REDONDEAN LA FIESTA.
Sólo un cabezazo de Lemina hizo estirarse a Courtois en la segunda parte, un acto final en el que Benzema marcó el quinto casi por inercia tras un excelente servicio de Carvajal apurando la línea de fondo. La fiesta era completa en Chamartín después de que Zidane moviese algunas fichas para pensar en Ipurua, una vez resuelto el compromiso de Champions.
Su noveno gol de esta temporada, medio centenar en Europa, culminaron otro buen partido de Benzema, que encontró en Isco a uno de sus mejores socios. El malagueño, que sigue buscando un sitio en el once, tuvo algo más de 20 minutos y dejó su impronta en la fase final del campo, incluso estuvo a punto de besar las redes con un cabezazo que detuvo Muslera no sin dificultades.
El que sí lo volvió a hacer fue un Rodrygo inspiradísimo, que completó una noche perfecta para él y para un Real Madrid cuya brújula apunta a la regularidad, aunque enfrente tuviese un rival de poca enjundia.
De momento, este miércoles, puso fin a tres partidos como local en Champions sin victoria -un dato inaudito-, dio un paso al frente y se acercó a los octavos de final. Ahora la pelea se centra en el PSG y el primer puesto del grupo.