Nicolás Freire aseguró a media semana que después de vencer al Puebla nadie los detendrá; semanas antes, Julio González aseveró que “en agosto se vería a los Pumas que estaban esperando”.
Declaraciones que han quedado cortas por parte de los elementos universitarios, sin importar que este día se impongan a La Franja. ¿Por qué? Porque en el Club Universidad con Andrés Lillini, la deuda sigue siendo mayor después de haber llegado a la final en el Guardianes 2020.
Son 22 juegos oficiales los que han disputado en lo que va del año, de los cuales, sólo cuatro han sido victorias y en 14 de esos encuentros se han ido sin anotar. Otros números rojos que acompañan al club universitario son los de su ofensiva y su defensiva. Son los peores en el ataque, con un gol únicamente, por ocho anotaciones en contra. Situación que refleja la crisis de su goleador Juan Dinenno, quien suma 810 minutos sin anotar; no lo hace desde abril. Sin embargo, hay unas cifras en la campaña que no ayudan en nada al conjunto auriazul y esto podría empeorar: Seis lesiones (cinco musculares), casos de Covid-19, bajas sensibles (Israel López, Juan Vigón y Johan Vásquez) y el estancamiento de un proyecto que podría morir poco a poco.
Aquel objetivo de Andrés Lillini de consolidar canteranos se ha ido desmoronando. Son siete debuts en poco más de un año y ninguno se ha consolidado.