La era de Bruno Marioni con los Pumas comenzó de la mejor manera. Con una victoria frente al Atlas. Nada mal, nada mal.
Triunfo de 1-2 que sirve para que el Barullo gane tiempo, cuando tiempo es lo que menos tiene. El cabezazo de Alejandro Arribas en los minutos finales, le sabe más que a gloria al argentino, quien además de convencer a su plantilla de sus alcances, debe convencer al público y quizá hasta a él mismo de que la aventura que emprendió, puede ser larga.
Comenzó con la garra derecha, eso que ni qué, ante unos Rojinegros que han vuelto a las andadas, a jugar bien, por momentos a mostrar ese toque y ritmo que hizo que se ganaran el mote de La Academia, pero como siempre, al final ganan o pierden como ahora, a lo Atlas.
El marcador lo abrió, con un tanto de Osvaldo Martínez vía penalti (52’), una falta muy discutida por Alejandro Arribas, quien fue señalado por jalar al grandote estadounidense Omar González.
El gol en contra picó en el orgullo a los universitarios, que fueron con mucho entusiasmo por el empate. Por lo que se pudiera pensar, Marioni presentó un cuadro no muy alejado al que David Patiño mostraba en la Liga, y eso al final le dio dividendos.
Centro a primer palo, el cual Carlos González remata con fuerza con la cabeza. Empate más que merecido (55’). Pero el sueño no acabó ahí.
Atlas lo intentó, de la mano de Osvaldo Martínez se generó, pero sin la puntería suficiente. Quien sí la tuvo fue Arribas.
Tiro de esquina, el balón va al corazón del área y el español se levanta para con la testa mandar el esférico al ángulo (82’). El Jalisco se cayó y el Barullo gritó. Debut con triunfo en una Copa que sirve de remanso a unos Pumas heridos en la Liga MX.