CIUDAD DE MÉXICO, febrero 19 (EL UNIVERSAL).- Reconocen ser los principales culpables del huracán que azota al Cruz Azul, después de los nueve encuentros sin ganar entre Liga y Copa, por lo que su principal objetivo es mostrar unidad y sellar la promesa de que la situación mejorará a partir del miércoles, cuando reciban al Querétaro, en su último duelo dentro de la fase grupal copera.
Todos los jugadores de La Máquina se presentan en la sala de conferencias del estadio Azul. La derrota contra el Atlas (0-1) ha lacerado sus corazones tanto como los de sus aficionados. Desean comunicarlo. Los encargados de hacerlo son los tres elementos con mayor influencia en el plantel: el portero José de Jesús Corona, el atacante Christian Giménez y el volante de contención Gabriel Peñalba.
“Sabemos que estamos en deuda por los resultados y aquí estamos para dar la cara”, arranca Corona. “Estamos molestos y frustrados porque hacemos un desgaste en los partidos y las cosas no se dan”.
El “Chaco” le secunda al afirmar que “lo que nos hace falta es una victoria para obtener más resultados positivos, pero aquí estamos para dar la cara.
“Nos da orgullo pertenecer a esta institución, pero la realidad es que no la estamos pasando bien por estos resultados. Tenemos que cambiar cosas para ganar partidos”, añade el símbolo celeste. “También damos la cara por nuestras familias, que son las que sufren por nosotros y damos la cara para decir que lo demostraremos en la cancha, no para poner pretextos”.
Peñalba aclara que no se trata de un mensaje a la directiva del club para mostrar apoyo público al entrenador Francisco Jémez, porque “eso es obvio. Damos la cara en un momento difícil, porque cuando las victorias están es muy fácil hacerlo. Esto es para que vean la unidad en el grupo y no haya algún tipo de chisme”.
La peculiar manifestación se da unos minutos después que el español afirmara no sentirse inquieto por la posibilidad de perder su trabajo, aunque sí deja claro que no se considera el principal culpable de la falta de victorias.
“No me preocupa [un posible cese], es parte de mi trabajo. Ellos [directivos] ven que estamos trabajando y eso hacemos”, sentencia, en conferencia de prensa.
“El que crea que aquí sólo puede caer el entrenador, está equivocado, porque pasarán los años y se irán jugadores, más gente. Si supiera que soy el problema, agarro mis maletas y me voy, pero no creo que yo sea el problema”.