Moscú.— Cuando antes del Mundial comenzaron a moverse los nombres de las selecciones favoritas para disputar la final en el estadio Luzhniki, el de Francia siempre estuvo presente, no así el de Croacia. En la mayoría de los análisis paralelos al futbolístico, es decir, en los que se realizan conforme al valor de la plantilla y la calidad de sus jugadores con relación al mercado en el que se mueven, los galos aparecían en el primer lugar, mientras que su rival del próximo domingo se situaban en el décimo puesto de esta clasificación.
La escuadra dirigida por Didier Deschamps tiene un valor de mercado —según el sitio especializado transfermarkt.co.uk—, de mil 286 millones de dólares, por encima de equipos como Brasil, que es segundo lugar en esta tabla, con mil 167 mdd o Alemania (que llegó como campeón defensor) con mil 51 millones de dólares, en la posición número cuatro.
En este momento, la selección de Croacia es 853 millones de dólares menos costosa que su rival en la final de este Mundial. Francia puede estar por encima de los balcánicos en las apuestas y los análisis en las mesas de debate, pero si hay algo que no se le puede reprochar a los croatas es la decisión y la dignidad con la que han jugado esta etapa a eliminación directa, con lo que se puede equilibrar cualquier cifra, cualquier diferencia que pueda existir en el mercado. En la cancha es otra historia.
Croacia, que además es un país nuevo al conseguir su independencia, en 1991, y que de las 13 naciones que han clasificado a una final de Copa del Mundo, es la más pequeña en lo que a territorio se refiere, ocupa la décima posición de esta lista de valor mercado, con apenas 433 millones de dólares.
“Sabemos cuál es nuestra realidad, no nos creemos más que nadie y mucho menos estamos por debajo”, comentó el estratega Zlatko Dalic, quien apenas dirigirá su partido 14 con el representativo balcánico. “Se hablaba de muchas selecciones al inicio de este Mundial, pero la realidad es que quedamos nosotros, con nuestras virtudes y nuestros defectos… Nosotros nos valoramos muy bien, no sé cómo se valoren los demás”, sentenció.
Simplemente entre Antoine Griezmann (Atlético de Madrid, 120 mdd), Kylian Mbappé (PSG, 142 mdd) y Ousmane Dembélé (Barcelona, 75 mdd) suman 358 millones de dólares, justo el valor total de la plantilla croata. Si a estos tres se les suma el costo de mercado que tienen los centrales Raphael Varane (Real Madrid) y Samuel Umtiti (Barcelona), la cantidad se incrementa a los 509 millones de dólares, 40% más del valor de todo el equipo balcánico, que tiene cotizados entre sus piezas más caras a Ivan Rakitic (Barcelona, 60 mdd), Ivan Perisic (Inter, 47.5 mdd) y Marco Kovacic (Real Madrid, 35 mdd).
Por increíble que parezca, el motor de esta selección, Luka Modric (Real Madrid) no tiene un valor de mercado tan alto por ahora, con 30 mdd, lo cual puede cambiar una vez que termine su participación en este Mundial, en el que ha sido uno de los futbolistas con mayor desgaste físico, pero también ha mostrado su gran clase en la canchas de Rusia.
El cansancio. Claro que hay otros datos que resultan relevantes al momento de realizar los análisis de cara a esta final mundialista. De entrada, los croatas tienen 90 minutos más de juego con relación a los franceses, después de irse a tiempo extra en octavos, cuartos y semifinales, además de tiener un día menos de descanso.
La juventud. En cuanto al promedio de edad están muy parejos, los galos tienen 26.1 años, mientras que los balcánicos 28. Todo es tomado en cuenta al momento de reorganizar aquello del favoritismo en el partido al que todas las selecciones del orbe quisieran tener acceso
En este momento, la selección de Croacia es 853 millones de dólares menos costosa que su rival en la final de este Mundial. Francia puede estar por encima de los balcánicos en las apuestas y los análisis en las mesas de debate, pero si hay algo que no se le puede reprochar a los croatas es la decisión y la dignidad con la que han jugado esta etapa a eliminación directa, con lo que se puede equilibrar cualquier cifra, cualquier diferencia que pueda existir en el mercado. En la cancha es otra historia.