Más allá de las carencias, la inconsistencia hizo que el América tirara la victoria y los Tuzos empataran de milagro (1-1).
Las Águilas se quedaron cortas de una noche de ensueño, por el retorno de Guillermo Ochoa al estadio Azteca y porque un jugador de las fuerzas básicas casi les aseguraba las tres unidades, en una tempestad de lesionados y falta de goleadores.
Sin embargo, los Tuzos los sorprendieron de último minuto, para dejar al América con 15 unidades y el coraje para llevar el próximo viernes al estadio Jalisco, contra el Atlas, como parte de la doble cartelera del Apertura 2019; los de la Bella Airosarespiran, al alcanzar ocho unidades, aunque lejos de los puestos de clasificación.
En el arranque, el técnico Miguel Herrera presumió una variante de línea de cinco. Funcional, pero poco atractiva para el espectáculo, pese a la expulsión de Franco Jara, a los cinco minutos de juego, por un golpe sobre Bruno Valdez.
Guillermo Ochoa fue el único que hacía vibrar la tribuna cada que tocaba el balón. Para la segunda mitad, Miguel Herrera reacomodó sus líneas ante la ventaja numérica de jugadores sobre la cancha. Sacó a Carlos Vargas y debutó al joven delantero José Ángel López, a quien le tomó sólo un toque para hacer de ensueño su aparición y abrir el marcador (46′), con un tiro cruzado que le dobló los guantes al guardameta Rodrigo Rey.
A los 70′, las Águilas pudieron solucionar el cotejo con un penalti, luego de una falta de Víctor Dávila sobre Sebastián Córdova. Emanuel Aguilera,cobrador oficial asignado por el Piojo, se perfilaba para hacer lo propio, pero Roger Martínez se adelantó para echarse la responsabilidad encima.
Pero el atrevimiento le salió caro al cafetero, quien sobrado falló su disparo desde los once pasos. Los lamentos no fueron exclusivos de las gradas. Desde las pantallas gigantes del recinto se enfocó al estratega crema furioso. Y vino lo peor tras perdonar el penalti. Una expulsión de Emanuel Aguilera, por doble amarilla, y un gol de Romario Ibarra, al 89′, tronó lo poco que había logrado un América parchado por las lesiones y las improvisadas variantes.