Diego Armando Maradona ha librado otra batalla, ha salido del hospital después de una riesgosa operación: “Ha resurgido de nueva cuenta, como el Ave Fénix”, pero es hora de que “Diego, despida, le dé las gracias a Maradona, para que al fin esté bien”.
Quien dice esto es Fernando Signorini, preparador físico personal del “10” durante casi toda su carrera, quien hoy —a la distancia— ve con preocupación cómo su amigo sigue siendo acosado por el mito que fue, y no lo deja en paz. “Otra vez, como el Ave Fénix, ha resurgido de las cenizas. Parece que ahora sus hijas van a tenerle en cercanía y seguramente le va a hacer muy bien; como tiene muchos hijos, no sólo habrá calidad y afecto, va a haber en calidad”, dice, en entrevista para EL UNIVERSAL Deportes.
Pero también es tiempo de reflexionar: “¿Cuándo lo van a dejar en paz? A la salida del hospital hay un montón de autos atrás de él. Hay que ocuparse más de Diego y desocuparse más de Maradona, Diego tiene que hacer lo mismo”.
La analogía es clara, el mito debe irse, el hombre debe vivir: “Diego tendría que darle las gracias a Maradona por los servicios prestados. Lo sacó de condiciones de vida precarias cuando estaba en [Villa] Fiorito, porque si Maradona sigue guiando el timón de la barquita, lo llevará a zonas demasiado riesgosas”.
Esto también tiene que ver con el entorno, porque todo el que se acerca al exfutbolista es para sacarle algo: “Y no sólo en el futbol, sino dirigentes políticos a nivel mundial, a quienes les interesa la foto con Maradona, no con Diego. Diego es un chico maravilloso, ocurrente, de gran ternura, pero ese no vende nada”.
Signorini ha sido culpado de algunos males que ha tenido Diego, sobre todo la expulsión por dopaje en el Mundial de EEUU 1994: “La realidad de todo eso sólo la dirá Diego. En esa Copa del Mundo, los dirigentes se la tenían guardada por lo que dijo e hizo en México 1986.
La instrumentación que hizo poder para llevarlo a ese Mundial, porque el futbol no pegaba en ese país, fue la misma que lo echó de manera perversa y le cortó las piernas. Se la tenían jurada desde México ‘86, cuando dijo que era imposible jugar a las 12 del día con ese sol y el smog; [Joao] Havelange [presidente de la FIFA] le contestó que los jugadores debían callarse y jugar… Ahí vino la revancha, fue un error seguir jugando así”.
Hace bastante tiempo que Signorini, quien ha trabajado en muchos equipos en México, no habla con Diego Maradona, “pero nuestra relación es así, él sabe que yo estoy y yo sé que él está. Privilegiar mi amistad con él, porque es famoso, no lo haré; por eso, siempre digo que con Diego voy al fin del mundo, con Maradona, ni a tomar un café”.