La mano de Javier Aguirre se ha comenzado a notar en el Monterrey. En los entrenamientos, el Vasco ha impuesto su ley y, sobre todo, trata de cambiar viejos hábitos que arrastra no sólo el equipo rayado, sino todo el futbol mexicano.
Aguirre se enoja muchísimo cuando algún jugador se queda tirado para buscar que le marquen falta o finge algún golpe.
El técnico ha pedido profesionalismo al 100 %, disciplina absoluta, nada de llegar tarde a los horarios de comida, a los entrenamientos y menos berrinches que se aguantaban en otras épocas. Quien aguante, iniciará el torneo; quien no, se irá a la banca.
Al extécnico de la Selección Mexicana no le tiembla la mano a la hora de borrar a las “vacas sagradas”.