El Universal
Brasil inicia en 2016 su año olímpico, pero los juegos de Río de Janeiro, los primeros que se celebrarán en Sudamérica, están cercados por una aguda crisis política y económica que ha eclipsado los preparativos.
La elección de Río como sede olímpica, en 2009, se produjo en un clima de euforia económica y estabilidad política en Brasil, un panorama antagónico al que el gigante latinoamericano enfrentará este año. El clima de fiesta con el que los brasileños esperaban recibir los Juegos de 2016 se ha visto contaminado por el pesimismo ante la delicada situación que atraviesa la mayor economía de Latinoamérica.
Brasil comienza el año con una salud debilitada: una economía hundida, un gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y una crisis política que amenaza a la presidenta, Dilma Rousseff, con la apertura de un juicio político con miras a su destitución. La suma de malos augurios ha desplazado de la primera página la atención sobre los Juegos Olímpicos, el segundo gran evento deportivo que Brasil acogerá tras celebración el Mundial de 2014.
Copa del Centenario. Sacudida por el escándalo del FIFAGate, la Copa América Centenario estuvo a punto de suspenderse, pero finalmente el torneo conmemorativo se disputará como estaba previsto en Estados Unidos del 3 al 26 de junio. Por primera vez, 16 selecciones de todo el continente americano se juntan para disputar una edición especial que celebra los cien años del torneo por naciones más antiguo del mundo, donde el astro Lionel Messi tendrá la ocasión de trascender con la albiceleste.
Eurocopa a la vista. El seleccionador alemán de futbol, Joachim Löw, ya tiene la mirada puesta en la gran cita deportiva europea de este año, la Eurocopa de Francia, y quiere que sus jugadores se concentren en alzarse con la ansiada copa.
Löw quiere reunirse durante dos días en Múnich, el 25 y 26 de enero, con la mayoría de los candidatos a engrosar la lista de futbolistas que viajarán al país vecino para hacer frente a la Euro.