Justo afronta su segundo partido como entrenador del Barça, pero hoy —en el Camp Nou— Xavi Hernández vivirá su primer cara o cruz en el encuentro que le enfrentará al Benfica, en el que todo lo que no sea un triunfo complicará mucho la clasificación de los blaugrana para los octavos de final en la Liga de Campeones.
Las derrotas ante el Bayern Munich (0-3) y el propio Benfica (0-3), en las dos primeras jornadas de la fase de grupos, son una losa que aún arrastra el Barcelona, a pesar de vencer en los dos siguientes partidos, ante el Dínamo de Kiev (ambos por 1-0). De todas formas, un triunfo ante el conjunto portugués le clasificaría matemáticamente para los octavos de final.
En cambio, un empate le obligaría a vencer en la última jornada en la inexpugnable Arena Allianz (o a esperar que el Benfica no sea capaz de derrotar en casa al Dínamo de Kiev); una derrota ya no le permitiría depender de sí mismo.
La sufrida victoria del sábado ante el Espanyol fue una inyección de alegría para un Barça que tiene ganas de crecer en un nuevo proyecto, que —poco a poco— le devuelve al nivel de juego que mostró en tiempos pretéritos. En este sentido, una eliminación europea tan temprana sería un golpe muy duro, tras unas semanas en las que ha vuelto la ilusión con los regresos de Xavi y Dani Alves.
El técnico tendrá dificultades para confeccionar la delantera del 11 titular, ya que únicamente tiene disponibles a tres atacantes naturales: Memphis Depay, Luuk de Jong y Yusuf Demir. Aparte de las bajas por lesión de Ousmane Dembélé, Sergio Agüero, Ansu Fati y Martin Braithwaite, tampoco podrá contar con los extremos del filial Ilias Akhomach y Ez Abde.
Una de las posibles soluciones sería colocar de extremo a Sergiño Dest, aunque tampoco es garantía.