André-Pierre Gignac puede presumir que nunca ha sido expulsado, ni con su fuerte carácter en la cancha ha visto la tarjeta roja y el francés lo sabe y trata de cuidarlo.
Todo esto viene por el tremendo grito que le pegó en el Volcán a Fernando Guerrero, el árbitro central del partido de ida ante las Chivas.
En la polémica jugada en la que el Pollo Briseño casi mete autogol, en un balón que terminó estrellándose en el travesaño del arco de Miguel Jiménez, el atacante ya naturalizado mexicano alegó una falta de Alan Mozo sobre él dentro del área.
El Cantante estaba cerca de la acción e indicó que no había falta, lo que hizo enfurecer a Gignac.
El galo le reclamó al silbante con un tremendo grito, situación que no pasó a más ni ameritó tarjeta, lo que a muchos pone a pensar que André es «intocable».