CIUDAD DE MÉXICO, marzo 6 (EL UNIVERSAL).- El liderato compartido de las Chivas y el Pachuca en el presente torneo, significa simplemente que el jugador mexicano sí tiene talento y puede destacar en una Liga con cerca de 200 futbolistas extranjeros, que cada vez le ofrece menos oportunidades.
Los tapatíos ganaron claramente 2-0 al Toluca, fueron superiores, dominaron la mayor parte del encuentro, tuvieron eficacia al ataque y ahora no cayeron en exceso de confianza, como la semana anterior ante Jaguares, para vencer a uno de los rivales más exigentes del actual certamen.
Los hidalguenses fueron a Tijuana y derrotaron con autoridad y brillantez 3-2 a los Xolos en una demostración de poderío y capacidad de reacción, ante un adversario muy complicado que, además, juega en cancha sintética, lo que implica mayor grado de dificultad para los visitantes.
Con su sello mexicanista inmaculado, el trabajo de fuerzas básicas y la adquisición de buenos refuerzos y la contratación de un entrenador muy capaz como Matías Almeyda, le está dando frutos al popular equipo tapatío. La propuesta futbolística del Guadalajara es vistosa y prometedora.
Los Tuzos realmente están abriendo oportunidades a los jugadores de su cantera surgidos en la Universidad del Futbol. Su entrenador Diego Alonso ha realizado un trabajo sobresaliente y con mayoría de mexicanos en su alineación y refuerzos foráneos de calidad, siguen cosechando éxitos.
La actual propuesta futbolística del Pachuca es muy efectiva y agradable para la tribuna. El título obtenido en el Clausura 2016 así lo confirma.
La importación desmedida e indiscriminada de jugadores extranjeros en el futbol mexicano no es la solución para elevar el nivel de nuestro futbol y generar espectáculo. El trabajo eficiente en fuerzas básicas y la suma de refuerzos foráneos de calidad, elegidos cuidadosamente, es mejor para hacer crecer la Liga MX.
No se trata de eliminar a los jugadores extranjeros, sino ser más exigentes en su contratación, los que tienen calidad y compromiso siempre serán bienvenidos. Los clubes deben hacer prevalecer el elemental principio de que “a mayor cantidad, habrá menor calidad”.
En el aspecto estrictamente deportivo, la polémica regla 10-8 ha sido un fracaso. Abundan los jugadores foráneos de calidad discreta, la mayoría de ellos juega pocos minutos y sólo le quitan oportunidades al jugador nacional y frenan su desarrollo.
Los voraces promotores son los únicos beneficiados ante esta reglamentación que permite a solamente ocho mexicanos estar inscritos para un partido de futbol.
Por todas estas razones, da muchísimo gusto ver a dos equipos con manufactura mexicana compartiendo el liderato del torneo.