CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 11 (EL UNIVERSAL).- El refrán se volvió a cumplir al pie de la letra: “Equipo que estrena técnico, gana”. León, con Javier Torrente, lució irreconocible, como si fuera otro equipo tras golear 4-1 al Atlas.
¿Acaso Torrente es un mago? ¿Acaso tiene la fórmula mágica para en quince días cambiar tan radicalmente la cara de un equipo que no tenía ni pies ni cabeza bajo el mando de Luis Fernando Tena?
Esto, más que hablar bien de los jugadores de León, pone en duda su integridad. Torrente ha pasado años y años a la sombra de Marcelo Bielsa, como su auxiliar. Cuando decidió independizarse y comenzó su carrera como técnico, no consiguió nada, hasta decidió “retirarse” para seguir una carrera política, la cual tampoco prosperó.
Y ahora se presentó con una goleada frente al Atlas.
Eso hace pensar que más allá del director técnico, los jugadores son los que realmente marcan la dirección en que marcha un equipo y una cosa era clara en los Esmeraldas… ‘no querían a Luis Fernando Tena‘, tanto que hicieron todo lo posible para echarlo del puesto.
Pero esa ya es otra historia. A partir de ahora se comenzará a hablar acerca de cómo un argentino sin títulos en su currículum, es mejor que el mexicano que hizo ganar una medalla de oro en Juegos Olímpicos.
A los 16 minutos de juego, el ‘nuevo’ León ya tenía abajo 3-0 al Atlas. Germán Canoaprovechó un rebote para de cabeza abrir el marcador (9’). Burdisso, de remate con la cabeza, amplió la ventaja (12’). Y Elías Hernández aprovechó la floja marca atlista dentro del área para fusilar con un zurdazo (16’).
Atlas no supo por dónde le llegaron, no supo cómo responder al vendaval leonés.
Los Rojinegros, con un tanto del central Jaine Barreiro (21’), quisieron meterse de nuevo al partido, pero todo fue un intento fugaz, un espejismo.
Al paso del tiempo, León tocó más la puerta que el Atlas. El cuarto gol estaba más cerca de llegar que el segundo para los tapatíos.
Andrés Andrade, el ‘Rifle’, que con Tena se la pasaba lesionado, entró de cambio para firmar la goleada con un buen disparo de media vuelta (87’). Así se consumó la presentación de Torrente que, en quince días, mágica y raramente transformó al León.