Ismael Rescalvo, técnico del Mazatlán FC, es un hombre que se formó como director técnico desde abajo, desde fuerzas básicas y siente que ahí está el punto clave para que el futbol mexicano crezca.
No es cuestión de abrir más espacios para los juveniles ni cortar el flujo de foráneos. Para el español nacido en Valencia hace 41 años, lo importante es forjar entrenadores que ayuden a que crezcan las promesas. “La Liga MX es muy competitiva y lo digo en serio. Me llama la atención que hay muchos medios que critican a la Liga y los que venimos de fuera la consideramos extremadamente fuerte, con grandes jugadores y entrenadores y traer extranjeros le da un matiz más visible internacionalmante”, dice. Reitera su opinión, “en México se están haciendo cambios en el futbol base, y siento que eso se va a ver reflejado en los próximos años”.
Al hablar de futbol base, no quiere decir dar más oportunidades a jóvenes, ni reducir plazas de extranjeros, una tesis que siempre entra en discusión: “La receta mágica no es hacer jugar a los chavos, u obligar a los equipos a debutar [como lo era la regla 20/11, hacer cumplir a los novatos ciertos minutos cada torneo], en lo que hay que invertir es en la formación de entrenadores en las categorías menores, para que ellos puedan formar con calidad a los que llegan”.
Al final, el futbolista que es bueno, “es bueno, no hay que obligar a nadie a meter a un joven si es bueno, si juega bien, hay que fortalecer a los técnicos y de ahí las cosas van a mejorar”.
En cifras extraoficiales se dice que mientras que el sueldo del director técnico de un equipo de la Liga MX va de 600 mil a más de un millón de pesos al mes, lo que llegan a percibir los entrenadores que forman a las futuras figuras del futbol mexicano no pasa de los 40 mil pesos, por lo que dar el salto de una Sub-20 a un primer equipo es lo que más anhelan los jóvenes estrategas, en vez de hacer carrera en las fuerzas básicas.