Cada vez que la Selección Mexicana va a Centroamérica, el futbol se convierte en una batalla, en una guerra, y cuando pisa El Salvador, los focos rojos —en cuestión de seguridad— se encienden. Es la “Guerra sin muertos”.
¿Cuál es la razón por la que la violencia se desata en San Salvador si de futbol se trata?
Walter Fagoaga, sociólogo e investigador por la Universidad de San Salvador, opina que todo tiene que ver con la cuestión futbolística, porque —en cuestión social— México es visto de otra manera.
“El futbol mexicano es el rival a vencer en la zona. Cada vez que se para un equipo de la Liga MX o la Selección Mexicana, es una fiesta para el pueblo de El Salvador, porque es la oportunidad de vencer al ‘gigante’. No es un secreto, la infraestructura de los equipos mexicanos es tan grande, y la nuestra no lo es. Ganarle a México es repetir la historia de David y Goliat; por eso, la gente se apasiona tanto, por eso en algunas ocasiones se sobrepasa y hay violencia”, dice.
Es una cadena que se repite. Cuando llega la Selección, hay abucheos, intentos de agresión, insultos, y quizá hasta golpes. Lo han vivido los jugadores, directivos y hasta la prensa.
Pero, fuera del futbol, “la sociedad salvadoreña admira mucho a la mexicana. Acá consumimos su televisión, sus artistas, muchos productos que vienen de allá. Además, no podemos dejar de lado que nos han ayudado mucho en cuestiones humanitarias. El salvadoreño quiere mucho al mexicano, pero cuando es futbol, la idea cambia. Para nosotros, la frase clave es: ‘Al Mundial no vamos, pero a México le ganamos’”.
Rumbo a Sudáfrica 2010, México vivió uno de sus peores momentos, ya que desde la llegada, la afición fue hostil, acudiendo al aeropuerto para intentar agredir al cuadro mexicano.
En el hotel, hubo serenata y agresiones a la prensa mexicana, y en el juego, hubo pedradas al autobús, insultos, lo que se proyectó a la cancha, donde —al término del juego— un aficionado se metió al campo a burlarse de Cuauhtémoc Blanco. Estampas de lo que suele suceder en el Cuscatlán.