El regaño de Andrés Guardado a Diego Lainez, antenoche en el aeropuerto de San Diego, fue para no romper el “código” que tienen los europeos del Tricolor.
Ningún jugador que milita en el viejo continente habla con los medios de comunicación, porque es algo pactado entre ellos.
Lainez no rompía una regla, simplemente quedaría mal con los de “jerarquía”.
Las “vacas sagradas” de la Selección Nacional también pusieron como condición en esta convocatoria no recibir a la prensa antes del cotejo frente a Chile. Será —si es que gustan— hasta que acabe el partido del viernes cuando se acercarán a los micrófonos, y eso de rapidito.