Alrededor de 500 aficionados de la Selección Nacional Mexicana se dieron cita en el Ángel de la Independencia para festejar el triunfo sobre los Estados Unidos en la final de la Copa Oro. Como si fuera un partido de Copa del Mundo.
En cuanto sonó el silbatazo que puso punto final al partido y al torneo, la gente se arremolinó al monumento ubicado en el Paseo de la Reforma, para cantar, lanzar porras y danzar en la glorieta, provocando que el tránsito fuera desviado.
Elementos de seguridad pública previeron la celebración y el acceso al monumento fue prohibido.
El “Cielito lindo” fue entonado mientras las banderas mexicanas ondeaban alrededor del Ángel, la espuma era esparcida en todos lados y los vendedores salían de las “alcantarillas” para tratar de hacer negocio como si se tratara del 15 de septiembre.