Si hay un juego que detiene al país es el América-Guadalajara, ninguno más.
Pero todo tiene un inicio, y el primer juego entre los dos más grandes no fue más allá que un encuentro entre tapatíos y capitalinos. No más.
El 10 de octubre de 1926 se dio el primer enfrentamiento, según los libros de historia, esto se debió a que el América hizo una gira por Guadalajara en donde jugó contra las Chivas. Marcador 1-1. No fue más allá de la anécdota, la rivalidad no nació ahí.
En 1943 surge el primer torneo oficial, el primero reconocido por la Federación Mexicana de Futbol, y se da el primer duelo oficial, el 1 de agosto de 1943, en un juego de Copa. Guadalajara volvió a ganar 1-0.
Vino un duelo que despertó la animadversión, la final del torneo de Copa de la campaña 1953-54. En el juego de ida celebrado en el Parque Oblatos quedó igualado a uno y en la vuelta, jugador en el estadio de la Ciudad de los Deportes quedó igualado a cero. La serie se fue a tiempos extra, hubo expulsados, el juego se fue hasta penaltis y ahí América ganó 3-1.
Pero el nacimiento del Clásico vendría con la compra del América por parte de Emilio Azcárraga. En los finales de la campaña 1959-60, los entonces cremas se enfrentaron a tres rivales jaliscienses de manera consecutiva, a los que vencieron por idéntico marcador de 2-0, primero fue el Oro, después el Atlas y al último el Guadalajara al que le quitaron el invicto.
Fernando Marcos, en ese entonces técnico de los capitalinos, que después sería famoso comentarista, declaró: “América no viene a Guadalajara a ganar, eso es rutina.
Nosotros venimos para cambiarle el número de su teléfono de larga distancia. Así es que ya lo saben mis amigos: cada que quieran llamar a Guadalajara marquen dos cero, dos cero, dos cero o el 20-20-20. Cortesía del América«.
Y ahí, dicen, nació el Clásico.