La lesión de Guillermo Ochoa, en el calentamiento previo al Clásico Joven, no sólo dejará al América sin su principal futbolista por un lapso de cuatro a seis semanas… Ha generado un importante distanciamiento entre Miguel Herrera y el portero dos veces mundialista.
Nos cuentan que, al llegar al vestuario, el «Piojo» preguntó al guardameta qué le había sucedido.
El problema es que el entrenador, preso de la cólera, no lo hizo de la manera más cordial.
Hay que entender a Miguel, perdió a una pieza clave, más allá de la buena actuación de Óscar Jiménez ante el Cruz Azul.
Pero la respuesta de Ochoa fue la que realmente le molestó: «me lesioné ahorita en el calentamiento, porque el trabajo aquí no es el mejor».
Iracundo, Herrera le dijo que era mentira, que seguramente se había lesionado durante los trabajos que hizo con la Selección Nacional entre el domingo y el miércoles de la semana anterior. Sereno, Memo le dijo que no era eso, que se había lesionado con el América.
La discusión subió de tono y el entrenador aseguró en el vestuario, vía ensordecedores gritos, que no volvería a prestar jugadores al Tricolor.
El problema para el buen Miguel, y lo que seguramente olvida, es que no es su decisión. Los clubes están obligados a cederlos en Fechas FIFA.
Más bien, lo que le molestó fue comprobar que no todo se hace bien en su cuerpo técnico… Al menos eso es lo que parece.