MADRID, España, diciembre 14 (EL UNIVERSAL).- En España se bromea desde hace años con que el Mundial de Clubes sólo adquiere importancia a partir del día que se gana. Hasta ese momento, la prensa y los aficionados prestan poca atención al trofeo, oculto en el calendario por la infinidad de partidos de Liga, Copa y Champions League.
La realidad es que el Real Madrid estos días ha estado más preocupado por otros asuntos: su victoria agónica en Liga el sábado, el sorteo de Champions League que lo cruza con el Napoli, el balón de Oro de Cristiano Ronaldo y, por supuesto, las revelaciones de Football Leaks sobre la multimillonaria evasión de impuestos de la estrella portuguesa.
En Europa, donde se presta poca atención al futbol que se juega fuera del continente, el Mundial de Clubes se considera un premio para el ganador de la Champions League al que los jugadores acuden con una actitud relajada. Lo explicaba Marcelo a su llegada a Yokohama. El lateral declaró que “el Mundialito es un campeonato muy bonito”, pero que llegaban muy cansados. A esto se une el componente comercial, y la agenda de los futbolistas en Japón aparece cargada de actos publicitarios que consoliden la posición del Real Madrid como gran multinacional del futbol.
Ante el América, el campeón europeo se arriesga a que se rompa su racha de 35 partidos sin perder. El hecho de que las Águilas se impusieran a un conjunto asiático como el Jeonbuk da mayor caché al encuentro. Entre los españoles amantes del futbol, el América es un club respetado por ser uno de los grandes de México. Y para el gran público, este año ha adquirido una inusual visibilidad por la polémica de su himno del centenario, que tuvo gran eco en España por el parecido con la sintonía oficial del Sevilla Futbol Club.
Inquieto por la acumulación de partidos, Zinedine Zidane ha organizado entrenamientos muy suaves. Por eso el diario deportivo “AS”, unas de las referencias madridistas, titulaba su crónica desde Yokohama: “Antes que el América, en el Real Madrid preocupa el ‘jet-lag’”. La información no debe interpretarse como un desaire a los americanistas, sino como una demostración de que para el equipo español las cuentas más importantes son las de su campeonato doméstico. Por eso el gran miedo de Zidane, por encima de la derrota en un torneo que no servirá para juzgar su temporada, es perder en la cita japonesa la buena forma de sus estrellas.
Los temores no son infundados. La prensa deportiva recordaba que la victoria del Madrid en el Mundialito de 2014 abrió una mala racha de los blancos que permitió al Barcelona hacerse con la Liga en la temporada 2014-2015, propiciando el despido como preparador de Carlo Ancelotti. En su formato actual, inaugurado en 2006, el Real Madrid ha ganado la competición sólo esa vez, frente a las tres del Barça, campeón de la última edición.
Incluso en ese clima de contención, el Real no renuncia a dar su mejor cara en un escaparate internacional. Contra el América alineará a sus grandes figuras, con excepción del operado Gareth Bale y la duda del capitán Sergio Ramos, por sobrecarga muscular. Los medios españoles resaltan que el mayor interesado en brillar es, como de costumbre, Cristiano Ronaldo, que tiene especial preocupación por demostrar que su cuarto Balón de Oro y su excelencia deportiva merecen más atención que los 1,500 millones de euros que supuestamente dejó de declarar a la Hacienda española.