CIUDAD DE MÉXICO, agosto 12 (EL UNIVERSAL).- El golpe que recibió César Villaluz aquella tarde del domingo 14 de diciembre de 2008, en la final del torneo Apertura disputada entre Toluca y Cruz Azul, no sólo marcó otro título perdido para los Cementeros —7 a 6 en penaltis—,también definió el resto de la carrera del campeón del mundo Sub-17 de 2005; después de ese incidente, nada fue igual para él.
«No recuerdo que pasó en esa jugada», relata quien entonces era un juvenil prospecto del Cruz Azul. En esa fatídica final, el golpe artero dentro del área por parte de Manuel Cruzalta lo noqueó. César recuerda el momento a casi nueve años de distancia, lejos del Cruz Azul y Toluca, que se verán las caras este sábado en la fecha cuatro del torneo de Apertura 2017. «Desperté en la ambulancia y en el hospital supe que se había perdido por penaltis».
Ahora, sin equipo, al futbolista sólo le queda recordar con nostalgia esa tarde en la que estuvo a punto de tocar la gloria. «Muchos dicen que a partir de ahí nunca fui el mismo… Iba por la banda derecha, toqué hacia atrás para Gerardo Lugo y corrí al área para que me la regresara, pero antes de que llegara me dieron el golpe».
De ahí, lo «marcaron»: «No sé, fueron ideas que se formaron los técnicos, la afición. Muchos pensaban que era un tipo encarador y la verdad ese nunca fue mi fuerte o mi característica principal. Luego llegó el profe [Enrique] Meza y su juego era de mucho toque, no de desborde y me comenzaron a ver mal, decían que tenía miedo, que no jugaba igual».
Si ese golpe si hubiera sido juzgado de otra forma por Roberto García Orozco, el árbitro central, quizá la historia actual no sería la misma. «Él pensaba que estaba fingiendo. ¡Cómo voy a fingir si me estaba convulsionando, estaba desmayado! Gerardo Torrado, quien fue el que me fue a ver al hospital me contó todo, que Miguel Sabah y él le trataban de explicar… ‘¿cómo va a fingir si no está consciente?’. Si lo hubiera marcado otra cosa hubiera pasado, seguro. Ya los habíamos alcanzado a dos goles… Luego vinieron los penaltis y ya saben lo que pasó».
La participación de Villaluz en Cruz Azul disminuyó hasta que dos años después salió de la institución para comenzar un calvario: «Fui a San Luis y cuando me estaba yendo bien me fracturé el peroné, luego me compró Tigres, pero entré en controversia con ellos y me quedé seis meses sin jugar. Luego me fui a Chiapas, que antes era San Luis».
Después de año y medio en Celaya, en el Ascenso, Villaluz vive del recuerdo, como el de aquella tarde de aquel domingo, donde un golpe cambió un juego, cambió de manos un título y cambió de rumbo una carrera.
«No digo que no haya cometido errores, pero creo que ese aspecto cambió mucho mi carrera».
A casi nueve años de aquel golpe que cimbró una vida, José Manuel Cruzalta aún no se comunica con Villaluz para ofrecerle disculpas por la imprudencia de aquel violento empellón.