Es un secreto a voces, una leyenda urbana que en Cruz Azul durante mucho tiempo se delegaba el poder por proyecto o por años.
Para decirlo de otra forma: Un año le tocaba a Guillermo Álvarez poner al técnico, y a Alfredo el siguiente. Años después, cuando Alfredo perdió poder y Robin Álvarez, hijo de Billy comenzó a involucrarse en el club, también entró en la rotación.
José Luis Trejo, llegó de la mano de Alfredo Álvarez. Trejo consolidó a una camada de jugadores de las fuerzas básicas que hizo debutar en Primera División: Tomás Campos, Norberto Ángeles, Víctor Gutiérrez, José Hernández, Melvin Brown, etc., etc. Ese equipo jugó la final de la Copa Libertadores en el 2001.
Después vino el turno de Billy que trajo a Mario Carrillo, con quien llegó una gran crisis en el club, Los malos resultados del equipo hizo que se le rescindieran los contratos a los jugadores, idea de Alfredo, para poner una seria reprimenda a los futbolistas.
Hubo tiempos de paz. Enrique Meza y Luis Fernando Tena, gente de casa, fueron los siguientes en el mando del club. Ambos quedaron de acuerdo hasta que Guillermo Álvarez impuso a Rubén Omar Romano y apoyó la continuidad con Isaac Mizrahi.
Pero el título no llegó y fue el turno de Alfredo, otra vez: Sergio Markarián arribó a La Noria. El uruguayo llegó a una final, pero no le gustó cómo se manejaba el club y prefirió hacerse a un lado.
Vino la crisis empresarial en Cruz Azul. Alfredo Álvarez y Billy comenzaron a distanciarse y Robin, primogénito de Guillermo se involucró más en el club.
Enrique Meza, Guillermo Vázquez y Luis Fernando Tena, dieron estabilidad en la directiva, pero no el campeonato de Liga. Robin, se dice, presionó para cambiar el rumbo, dejar de lado el tono paternalista e ir con un hombre de carácter, Tomás Boy.
Y tampoco dio resultado.
Los dos últimos intentos de Billy Álvarez, influenciado por su hijo fue traer a Paco Jémez de España y Pedro Caixinha de Portugal, pero el mandamás cementero en un intento de equilibrio trajo a Ricardo Peláez para tratar de poner orden y tener un primer culpable en caso de fracaso.
Mas no contaba con el regreso de Alfredo Álvarez apoyado por Víctor Garcés. Así, un extraño equilibrio vuelve a Cruz Azul, un equilibrio que de entrada trae más dudas que realidades.
El club está inmerso en un escándalo de época, con golpes bajos y puñaladas por la espalda dignas de una novela política.
Ese es Cruz Azul, una historia envuelta entre especulaciones y rumores. Nadie tiene la verdad absoluta pero eso es lo que se refleja hacia fuera…
Seguro que Guillermo Álvarez Macías, quien llevó a la Máquina a la cima en los 70, no está a nada a gusto, esté donde esté.