TIJUANA, BC., septiembre 7 (EL UNIVERSAL).- A los cinco años de edad, Óscar Robles tomó un bat por primera vez en su vida para conectar un hit en una liga infantil de su ciudad fronteriza. Casi 36 años después, el infielder tijuanense pondrá punto final a su carrera en los diamantes al disputando una final con el equipo grande de su ciudad.
Hace un año, cuando Toros perdió la Serie del Rey con Pericos, Robles decidió jugar una temporada más. Habló con la gerencia del equipo, que lo retuvo para buscar el primer título en su historia.
«Para mí esto [retirarme jugando final], ni siquiera es un sueño porque nunca me lo imaginé. Soñé jugar en Grandes Ligas y lo cumplí, pero nunca pensé estar en el equipo de la ciudad donde crecí y con la gran oportunidad de conseguir el campeonato», señaló Robles.
El pelotero es un símbolo de Tijuana. Dos campos de beisbol llevan su nombre y es reconocido por el público del beisbol. «He sido afortunado, vivo en una ciudad que me ha dado mucho y quiero terminar mi carrera dándoles un poco de alegría. Se merecen un título, han seguido mucho al equipo y espero que de verdad sea un año redondo», añadió.
Robles debutó en 2005 en Grandes Ligas con los Dodgers de Los Ángeles y disputó 163 juegos en el mejor beisbol del mundo con 110 imparables y 36 carreras remolcadas. Se voló la barda cinco veces.
«El recuerdo que más tengo presente sin duda es cuando jugué por primera vez en MLB. Con eso me quedo y todo lo que viví también en Liga Mexicana».
El tijuanense debutó el 10 de mayo de 2005, un regalo para él y las madres que hay en su familia y lo acompañaron ese día.
«Es una curiosidad la fecha en que debuté. En ese momento no lo piensas, pero luego te das cuenta».
Óscar apareció por primera vez en Liga Mexicana de Beisbol en 2000 con Diablos Rojos del México y ha vestido la franela de Guerreros de Oaxaca y ahora dice adiós con la novena de Tijuana.