CIUDAD DE MÉXICO, julio 29 (EL UNIVERSAL).- Después de un inicio alentador, en el que venció a Tijuana, Cruz Azul se presenta en su casa, ante su afligida, sufrida, pero fiel gente, en contra de uno de los rivales clásicos en el campeonato mexicano: el Guadalajara. Partido especial, porque es el primero del último año del estadio Azul. Tras la finalización del Clausura 2018, La Máquina volverá al Azteca.
Oportunidad ideal para que los dirigidos por Francisco Jémez den un golpe de autoridad y manden un mensaje: este torneo puede ser, va en serio, y por eso gastaron casi seis millones de dólares en refuerzos.
Sí, los Cementeros volvieron a invertir en pro del ansiado título, ya que están a punto de cumplir 20 años de sequía, pero también para salir lo más rápido posible de los problemas de descenso en los cuáles se metieron gracias a los seis torneos que llevan sin clasificar a la Liguilla.
Entre el volante español Édgar Méndez, el argentino Alejandro Faurlín y el goleador chileno Felipe Mora, la directiva celeste invirtió 5.8 mdd.
Del otro lado está el chiverío, que —con el campeonato a cuestas— no pudo reforzarse, debido a su tradición de jugar con sólo elementos mexicanos. No invirtió centavo alguno en refuerzos, pero la obligación de llegar al cetro es la misma.