A pesar de lo dolorosa e imperdonable para sus aficionados que resultó la goleada del sábado frente al América, el uruguayo Diego Aguirre quiso aferrarse al banquillo del Cruz Azul cuando charló con la directiva sobre lo sucedido, el sábado por la noche, en el cancha del Estadio Azteca.
El sudamericano, quien sólo ganó dos de los 10 partidos de Liga en los que estuvo al frente de La Máquina, solicitó a los altos mandos de la institución una última oportunidad para resarcirse. Según él, los celestes comenzarían a ganar desde el sábado, cuando reciban al Querétaro; sin embargo, en el equipo sabían que esto no daba para más y lo cesaron.