El Universal
Carlos Darwin Quintero ha representado para el América pagar casi 12 millones de dólares a cambio de un gol. Fue en la fecha uno del Clausura 2015, cuando el colombiano marcó la anotación del triunfo de las Águilas (3-2) ante el León en el Estadio Azteca.
Desde ahí, el delantero americanista ha vivido una sequía de 617 minutos sin poder vulnerar las redes rivales en el certamen de Liga.
Racha que se ha extendido a los dos partidos contra Saprissa de la Liga de Campeones de la Concacaf, donde sumó 154 minutos con falta de gol, pese a que dio una asistencia.
Estadísticas que nada tienen que ver con aquel futbolista que era un demonio con la casaca del Santos, su ex equipo, con el que llegó a marcar 66 goles en el torneo de Liga.
Los antecedentes de Quintero provocaron el interés de la directiva de las Águilas, que pagó 11.7 mdd, según el portal Transfermarkt.co.uk, a los Guerreros a cambio de sus servicios.
Sin embargo, Darwin ha vivido un camino sinuoso en el América. A su falta de tino de cara a la portería rival, se suma el haber sido suspendido dos partidos por haber pateado, sin balón de por medio, al defensa de Morelia, Marco Antonio ‘Pikolín’ Palacios en la jornada cinco.
La afición americanista no está contenta con el aporte del apodado ‘Científico del Gol’.
El sábado pasado, la silbatina en el Estadio Azteca, cuando Quintero salió de cambio fue unánime. Los fieles azulcremas se inconformaron con el “fichaje bomba” invernal de su equipo, quien ha sido titular en el esquema de Gustavo Matosas siempre que ha estado disponible.
El colombiano acepta las críticas sin reparo. Dice que “la gente puede tener la opinión que ellos quieran”, por lo que asegura que sólo le queda “seguir trabajando” para dar los resultados que su fanaticada espera.
“Me siento muy tranquilo. La afición tiene el derecho a expresarse de la manera en que lo prefiera. A mí me queda seguir entrenando fuerte para poder hacer mejor las cosas en los partidos”, dice ante los abucheos recibidos.
“Nunca me he presionado, porque la gente me abuchee o me pite. Simplemente trato de hacer mi trabajo, algunas veces me va a salir, otras veces no. Yo creo que cada quien puede decir lo que quiera”, añade.
En las prácticas americanistas, Quintero suele trabajar con sus compañeros el aspecto de la definición. Se le ve con voluntad de mejorar, pero con la camiseta de las Águilas, el arco lo tiene prácticamente cerrado, como se dice en el argot balompédico.
Y como los delanteros suelen tener rachas negativas y positivas, Matosas tiene fe en que pronto volverá a ser el goleador que despertó el interés de varios clubes en México y que fichó por el vigente campeón de México.
“Darwin, de a poco va a ir agarrándola. Me gustó mucho que si bien le faltó concretar, generó constantemente oportunidades de gol”, analiza.
“Le falta convertir, aunque con esa actitud es más fácil que pueda mejorar”, dice el uruguayo.
Paul Aguilar, compañero de Darwin, considera que “la gente siempre va a tener la razón” cuando reclama o aplaude a los futbolistas dentro del terreno de juego.
Pero también piensa que el colombiano tuvo un encuentro “bueno” ante los laguneros en la fecha anterior, en el que “dio varios pases” que pudieron terminar en gol.
“Tuvo un partido muy bueno. Se movió bien, lo vi más suelto y tuvo varias llegadas que pudieron ser gol. Él está tranquilo”, dice el lateral americanista, confiado en que Quintero hará valer los casi 12 millones de dólares que pagó la directiva azulcrema por los goles que aún no ha realizado.