CANCUN, QR., junio 9 (EL UNIVERSAL).- Prácticamente todos los integrantes de cada mesa le conocen. Hay abrazos y se cuentan anécdotas, pero la visita de Ismael Íñiguez al enorme salón donde se efectúa el Régimen de Transferencias no es de cortesía. Lo de él es deseo de alargar una carrera involuntariamente detenida hace dos años o iniciar otra desde el banquillo.
Es el “Cachas”, miembro de los Pumas bicampeones en 2004 y del Tricolor que participó en los Juegos Olímpicos de Atenas ese mismo año, quien hoy protagoniza una de esas historias que suelen perderse en el mar de negociaciones que acompañan al Draft.
No es que necesite dinero. Asegura haber invertido lo que percibió cuando perteneció a la élite del balompié nacional, pero está en el Caribe mexicano para buscar una última oportunidad como futbolista. Hoy no tiene representante, ni un pasado cercano sobre el césped. Las últimas imágenes de él datan de 2014, cuando perteneció a los Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, dentro de la Liga de Ascenso.
“Si se abre alguna posibilidad de seguir jugando, yo estaré feliz de la vida… Y si no sale, [buscaré] agarrar algo como entrenador en un equipo, dentro de las fuerzas básicas o como auxiliar”, revela el tapatío, en entrevista con EL UNIVERSAL. “Hay muchos equipos en los que puede darse la posibilidad de estar en el cuerpo técnico y la idea es que me vean, plantearles la situación y, sea una u otra, seguir en esto, que es la vida de uno”.
Con todos sus claroscuros. Íñiguez se mantuvo activo en el equipo que la Comisión del Jugador tiene en Guadalajara. Es uno de los muchos que acuden al lujoso hotel que concentra a los directivos de la hoy llamada Liga MX en busca de una oportunidad. Su caso es menos apremiante que el de otros, pero reconoce la necesidad de un verdadero sindicato que proteja a esos futbolistas que no suelen ser apuntados por los reflectores de la fama.
“Sí urge, deberíamos tenerlo, pero a la fecha, lo que hay es un poco el apoyo de la Comisión del Jugador. El problema es que no es independiente [de la Federación Mexicana de Futbol] y no hay mucho margen”, reconoce. “Hay otras Ligas en el continente, como la de Estados Unidos, que en lo administrativo y diferentes situaciones, sí están por encima de la mexicana, ya que la ley protege a todo trabajador y en nuestro futbol, lamentablemente, no lo tenemos así… Se levanta la voz y no hay mucho eco.