Un golpe de suerte en los últimos minutos del partido rescató a Cruz Azul de otra humillación en su cancha, esta a manos de Monterrey.
Los Rayados estuvieron a dos minutos de volver a ganaren el Azul, lo que no hacen desde el 2009, pero un autogol de Nicolás Sánchez les quitó la victoria y le dio un empate a dos a la Máquina que le da aire y evita que se comience a hablar de crisis.
Empate a dos que no puede dejar satisfecho a Jémez, ya que lo consiguió ante un equipo con diez hombres, por la expulsión de Ayoví, e evidenciando fallas puntuales en defensa, y poca claridad en ataque.
A favor del español hay que decir que el árbitro no le marcó dos penaltis y le anuló un gol legítimo a Martín Cauteruccio.
Aún así, este Cruz Azul está muy lejos aún del que prometió.
Se siguen presentando las fallas del pasado reciente a Cruz Azul, y en vez que Paco Jémez las haga olvidar, las trae de vuelta cada vez más.
Monterrey no había ni tirado al marco de Jesus Corona, cuando los errores puntuales aparecieron.
A los 17 minutos Julián Velázquez se dejó arrastrar fácilmente por Funes Morí, lo que propició el penalti realizado por Corona y anotado por Dorlan Pabón.
La reacción de La Máquina fue frenada por el silbante que no marcó dos claros penaltis a su favor, uno por mano de Basanta, y otro por jalón de Montes a Joao Rojas.
Del lado de Rayados tampoco marcó una clara mano en el área de Julio César Domínguez.
Para cerrar la primera parte, Velázquez volvió a fallar y le dio vida a la jugada en la que a base de tres toques Carlos Sánchez puso el 0-2 a favor del lado regio.
Así como Cruz Azul se hizo daño a sí mismo en el primer tiempo, Monterrey lo hizo al inicio del segundo.
Primero Piris le dio una patada artera a Benítez para que se marcará, ahora sí un penalti que Mena hizo gol, y minutos después el veterano Ayoví se hizo expulsar por planchar a Benítez.
Todo estaba a favor de la Máquina para igualar, tanto que Jémez sacó su lado extremo al meter a todo su arsenal ofensivo : Martín Rodríguez y Cauteruccio, dejando en el campo a Benítez y Giménez.
El equipo cementera primero se amontonó en el área lo que hizo más fácil la defensa heroica de Rayados, y después comenzó a buscar variantes y fue ahí donde comenzó a generar verdadero peligro.
El acoso de la Máquina provoca dos goles, ambos anulados, un muy bien a Benítez, otro muy mal a Cauteruccio.
El tiempo pasaba y las ideas se le agotaban al equipo de Jémez, que ni siquiera en intensidad, hacía diferencia.
Mientras que en cada jugada los regios se tiraban al piso, rezando por el rápido correr del reloj.
Se agregaron cinco minutos al tiempo oficial.
La gente se preparaba para arrojar sobre Jémez su amargura, cuando en una jugada de tres toques Velázquez provocó el autogol de Nicolás Sánchez que rescató a la Máquina de comenzar a hablar de crisis.