El pozo en el que ha caído Cruz Azul parece que no tiene fondo. Llámese Ricardo Ferretti, llámese Joaquín Moreno, las cosas no mejoran en la Máquina que volvió a caer, cuarta derrota en cinco fechas y seguirá en el fondo de la clasificación junto con el Puebla con un solo punto sumado.
Derrota ante el Pachuca (0-1) que si no fue merecida para los cementeros, que tuvieron más oportunidades de marcar, si fue bien logrado por los Tuzos que tuvieron pocas y aprovecharon la más clara.
Sí, este equipo cementero genera más que con el Tuca, pero sigue con la malaria de la falta de contundencia como principal mal y a eso hay que sumarle la apatía de algunos de sus integrantes.
Otra vez Rotondi falló las más claras, ahora Cambindo ni siquiera tuvo oportunidades y Antuna fue bien marcado con hombres bien posicionados en busca de secarlo.
Y es que todos se equivocan en Cruz Azul, pero cuando en la defensa se falla, es donde duele más.
Rodrigo Huescas retrasó, pensaba que estaba Ditta, que estaba Salcedo, que llegaba el portero Gudiño. Nadie de ellos, quien apareció fue el joven tuzo Illian Hernández, quien tomó el esférico, avanzó y con toda la calma que no muestran los extranjeros traído por la Máquina para ganar partidos, fusiló y puso en ventaja a los Tuzos (62’).
Cruz Azul, en vez de arrojarse al abordaje, sacar el orgullo, morir de algo, anduvo vacilante de piernas durante gran parte del tiempo que quedaba, sin reacción en la cancha y sin reacción desde la banca.
Aunque tampoco es que Joaquín Moreno tenga tanto parque.
Y Pachuca con poco consiguió mucho. Fue dominado, pero fue contundente y gracias a eso ganó su primer juego del torneo, llegó a seis puntos y de ahí puede comenzar la resurrección.