El Universal
El primer encuentro de la Selección Mexicana en el Mundial de Rusia 2018 será contra Alemania (17 de junio) en el estadio Luzhnikí, ubicado en la ciudad de Moscú, Rusia.
Además de albergar el partido inaugural, una semifinal y la gran final de la Copa del Mundo, el inmueble cuenta con una capacidad de 81.006 espectadores. Uno de los aspectos básicos del proyecto pasa por conservar la fachada histórica del estadio.
Las atracciones de la ciudad gozan de una gran belleza arquitectónica, y ostenta monumentos culturales tan célebres como el Teatro Bolshoi, el Kremlin, el Museo de Bellas Artes Pushkin o la Galería Tretiakov, por citar sólo algunos.
Moscú también alberga en su seno tres lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; incluidos el Kremlin y la Plaza Roja. La Catedral de San Basilio, ubicada en la Plaza Roja, es el símbolo tanto de Moscú como de Rusia en general.
El segundo cotejo del ‘Tri’ contra República de Corea (23 de junio) será en la Arena Rostov, que cuenta con una capacidad de 45.145 aficionados.
Rostov del Don es una ciudad portuaria a orillas del río Don, situada a 1.109 km al sudoeste de Moscú.
La llamativa cultura cosaca sigue estando muy presente en Rostov del Don, una ciudad moderna de un millón de habitantes con vistas al hermoso río Don.
La localidad de “Starocherkasskaya”, situada a 27 kilómetros de Rostov del Don, es la antigua capital de los Cosacos del Don. Actualmente es una ciudad museo, y una de las principales atracciones turísticas de la zona.
Por último, el tercer encuentro contra Suecia (27 de junio) será en la Arena Ekaterimburgo, con capacidad de 35.696 espectadores, siendo un estadio nuevo en la isla de Oktyabrsky, justo en el centro de Kaliningrado.
Ekaterimburgo tiene una población de 1.4 millones de habitantes, colocandola en la cuarta urbe más grande de Rusia en cuanto a población, y es una de las 11 ciudades rusas que supera el millón de habitantes.
La ciudad, situada al pie de los montes Urales, fue fundada por un decreto de Pedro I el Grande, y se la llamó Ekaterimburgo por Catalina I (Ekaterina en ruso), la esposa del zar.