El Real Madrid empató hoy 3-3 en casa ante Las Palmas gracias a un heroico esfuerzo final, un resultado que no fue suficiente para evitar que entregara el liderato de la liga española de fútbol a manos del Barcelona.
La jornada vigésimoquinta trajo un cambio en el primer puesto del torneo y ahora el Barcelona es el líder con 57 puntos, uno más que el Real Madrid, aunque los blancos tienen que recuperar un partido que tiene aplazado ante el Celta de Vigo.
Casi todo le salió mal al equipo de Zinedine Zidane, pero sobre todo se encontró con un rival superior. Las Palmas dio una exhibición en el Santiago Bernabéu, donde estuvo a punto de conseguir el primer triunfo de su historia en la Liga española. El momento de inflexión ocurrió a los 47 minutos, cuando Gareth Bale fue expulsado con 1-1.
La primera parte ya fue de dominio de Las Palmas, mejor colocado que el Real Madrid. Y eso que los blancos se adelantaron a los ocho minutos con un gol de Isco tras una asistencia de Mateo Kovacic. Pero el conjunto visitante igualó dos minutos después tras una gran jugada individual de Tana.
El equipo blanco agradeció la llegada del descanso, pero se pegó un tiro en el pie con la absurda acción de Bale. Perdió los nervios y empujó a Jonathan Viera tras darle antes dos patadas. El árbitro lo expulsó.
Precisamente, Viera puso en ventaja a Las Palmas a los 56 minutos al anotar un penal cometido por Sergio Ramos y tres minutos después el equipo visitante amplió la cuenta al contraataque por mediación de Kevin-Prince Boateng después de un grave error de Keylor Navas.
El Real Madrid lo intentó todo por la vía heroica y Ramos estrelló un balón en el palo. Después el árbitro le anuló un gol a Morata por un fuera de juego inexistente. Y lo que vino finalmente fue la locura.
El conjunto Zidane redujo distancias a cinco minutos del final con un gol de penal de Cristiano Ronaldo y el jugador portugués puso el empate tres minutos más tarde con un espectacular cabezazo. El Real Madrid demostró que a falta de juego exhibe orgullo. Suficiente para empatar un partido que tenía perdido, pero insuficiente para retener el liderato.