La historia de Hirving Lozano no es nueva en el futbol, pero no por eso carece de valor.
A corta edad, encontró en el balón a ese compañero que siempre le hace falta a un niño que se siente especial y como especial era, el Pachuca, le echó el ojo.
“Ha sido muy rápido todo lo que he vivido, pero ha valido la pena”, dice el Chucky, que a 11 años de haber sido reclutado por los hidalguenses, ya juega su primer Mundial. Y ya hasta gol metió, como hace cuando debuta.
Pero como dicen todos los que llegan, “no fue sencillo. Si te contara todo lo que pasé, no acabaríamos, fueron días de no saber qué hacer, preguntarse si estaba bien lo que había escogido, pero al final, todo valió la pena”.
Hirving, dice, no tiene tiempo de contarlo, el andar del futbolista en Rusia es rápido, las preguntas son contestadas con la mayor velocidad posible, cuidando muy bien las palabras, sin salir del libreto.
Hubo un momento en que sí, Hirving Lozano estuvo a punto de desaparecer del mapa futbolístico por dos razones: la cuestión física y la disciplina. Marco Garcés, director deportivo del Pachuca, le ha contado a EL UNIVERSALDeportes en diversas ocasiones, “en una etapa en fuerzas básicas se estuvo a punto de darle las gracias. No embarnecía, estaba muy flaquito, muy chiquito, y eso no le alcanzaba, a pesar de sus grandes condiciones”.
El resultado fue que la disciplina de Hirving, no era la mejor, tanto dentro como fuera de la cancha, “comenzaba a estar inquieto, y eso desesperaba a los entrenadores”. Hasta en lo académico, en el que Pachuca es muy estricto, había problemas, así que Hirving estaba apunto de quedarse fuera del futbol.
¿Qué le hizo madurar?
“Simplemente su carácter”, agregó Garcés. “Hirving se dio cuenta de que para que lograra lo que quería, no tenía que darse por vencido. Se esforzó en lo que hacía falta y mírenlo dónde esta”.
Como titular de la Selección. Muchos dicen que es el consentido, el niño del equipo mexicano. “Siempre me han apoyado, todos los miembros del equipo, eso es importante para que un jugador saque lo más grande que tiene”. Dicen que es quien le saca rápidamente la sonrisa a Juan Carlos Osorio; dicen que es quien le hace más bromas al Patrón Rafa Márquez, pero eso sí, se cuadra cuando Andrés Guardado alza la voz. “Me siento feliz, todos me tratan bien”. Y no sólo es el consentido en el interior del equipo nacional, sino también fuera, las tribunas de los estadios rusos lo han adoptado y la muestra está en que la canción que antes era propiedad de Oribe Peralta, ahora es del Chucky Lozano.. “Sólo puedo decir gracias, gracias a todos por tratarme bien, pero esto es cuestión de equipo, un equipo que siempre da lo máximo en cada jugada, y por esa gente es que vamos a tratar de llegar lo más lejos posible, para que todos estemos felices, pero es cuestión de equipo, nadie puede solo”.
Se siente cómodo y contento, muy feliz con tener a Javier Hernández como compañero en el ataque, “se merece todo lo que ha logrado. Nos estamos entendiendo bien”. Se siente feliz, porque Juan Carlos Osorio confía plenamente en él, “siempre me he sentido apoyado por el profe”. Se siente dichoso porque su familia, su esposa y sus dos hijos lo han hecho madurar, le han puesto los pies en la tierra. Se siente feliz, porque es el consentido del Tricolor. Es el Chucky el de la historia de superación, digna de ser contada.