CIUDAD DE MÉXICO, mayo 27 (EL UNIVERSAL).- Tigres demostró que la ventaja de las grandes plantillas puede hacerse valer en cualquier momento. Bastan solo cinco minutos para dar un golpe de autoridad y evidenciar que los grandes jugadores siempre tienen latente el poder del gol en sus botines.
No fueron suficientes 84 minutos de atención y aguerrida intensidad para el Rebaño; aquella contundencia que le permitió aprovechar las desatenciones del arquero Nahuel Guzmán tampoco bastó para frenar a la Fiera regia en el partido de ida de la gran final del futbol mexicano.
Alan Pulido inició lo que parecía una hazaña rojiblanca con su gol al minuto 22: endeble despeje del arquero con los puños dejó el esférico en el área tras un tiro de esquina. Remate franco y gol.
El goleador tamaulipeco volvería a disparar al 41′: el arquero universitario fallaría de nuevo y convertiría un remate sencillo en un balón botando frente al marco. Rodolfo Pizarro llegó puntual a la cita con lo que parecía una gran historia.
Los técnicos jugaron con sus piezas. Matías Almeyda mandó a Carlos Fierro a la ofensiva; movió su medio campo con la salida de Orbelín Pineda y la entrada del defensa Ponce; mandó al juvenil Guillermo Martínez a la delantera. Parecía la dosis necesaria para atentar contra la zaga tigre y mantener la solvencia en campo propio, pero la potencia del plantel felino seguía rondando cual fantasma en el partido.
Ricardo Ferretti optó por revulsivos conocidos y atrevidos: salió Lucas Zelarayan y entró el hábil Jürgen Damm; dio fin la participación de Luis Advincula para dar lugar al veterano Damián Álvarez. La movilidad mejoró en sus hombres de ofensiva, pero al vigor de su plantel le bastaría tan solo un par de jugadas a pesar de la mala noche que tenían.
El partido seguía con la intensidad acostumbrada, pero sin gran virtud en la definición. Remates sin claridad y forcejeos por las bandas, en un encuentro que se tornaba pesado y que parecía dejaba las sorpresas con el par de anotaciones tapatías, pero los Tigres confiaron en su ariete.
Damián Álvarez ganó la banda izquierda con esos dribles letales que le caracterizan; llegó a línea de fondo y soltó raso balón que nadie rechazó, Gignac retrasó un par de pasos para rematar con pierna zurda un potente disparo bajo.
Cota no puede hacer nada. Tres minutos después y André-Pierre Gignac sacaba al arquero, quien salió precipitado, después de un trazó muy largo desde su propia área para luego rematar sin ángulo. El Volcán se enciende y la final revive.
Después del encuentro Pulido mencionó que aún tienen el sueño de levantar la copa, pero conscientes del poder de su contrario, ahora quedan prohibidos los errores en la cancha.
«Creo que hicimos un gran partido, pero contra este tipo de rivales, que tienen grandes individualidades, no podemos cometer ningún tipo de desconcentración porque ya vimos cómo te cuestan. Hay que aprovechar que en el primer partido fuimos contundentes», declaró el tamaulipeco después del encuentro.
Almeyda, por otro lado, mencionó que está consciente de la dificultad que tiene llevarse el galardón: «El comentario general era que hoy Tigres iba a golear a Chivas, nos venimos a plantar de igual a igual e íbamos ganando. Quedan 90 minutos por delante y hoy se vio que tengo un equipo de guerreros.
Creo que será un encuentro muy parecido a este, pero ahora tendremos el apoyo de nuestra gente. Los jugadores están dejando el alma en la cancha por la felicidad de 40 millones de seguidores para poder coronar el semestre con el título, por respeto a la historia del club».
Los errores costaron caro para ambos bandos, pero ¿el resultado anímico de las formas dejará grandes estragos? Este domingo 28 de mayo a las 18:06 horas, el título se definirá en el estadio Chivas. ¿Será posible el bicampeonato del plantel más fuerte de la liga, o las Chivas lograran cerrar la hazaña que han hecho posible, como una luz de sorpresa entre el mar de futbolistas extranjeros del futbol mexicano?