Al Independiente de Argentina le urgía la llegada de Cecilio Domínguez; tanto, que estuvo dispuesto a costear los caprichos del paraguayo, como desembolsar cerca de 50 mil pesos para viajar a Buenos Aires, Argentina, en primera clase.
La directiva del club de Avellaneda se sorprendió cuando el jugador rechazó un vuelo en clase turista; incluso, Cecilio anticipó a sus nuevos dirigentes que el arribo podría tardar un par de días más si él mismo se encargaba de pagar la diferencia o conseguir otro vuelo.
Con el tiempo encima, el Independiente pagó su lugar en primera clase. Eso sí, sólo costeó el del jugador, no el de su familia.