Era sólo un niño. Un niño de rubios rulos que volaba por la banda y le pegaba muy bien a la pelota con esa pierna zurda.
Un niño que empezó a llamar la atención de propios y extraños, pero aún así sorprendió cuando Ricardo La Volpe no sólo lo llamó a la Selección Mexicana para el Mundial Alemania 2006, sino que lo hizo jugar.
El niño no dejó de dar sorpresas. Con apenas dos años como profesional, agarró sus maletas y se fue a Europa, a jugar a España, con el Deportivo La Coruña.
De ahí, al Valencia, el Bayer Leverkusen, el PSV Eindhoven y el Real Betis.
Entre todos esos conjuntos, José Andrés Guardado se ha dado tiempo de participar en tres Copas del Mundo más: Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018.
Ahora, a los 36 años de edad y con toda la experiencia a cuestas, ya sin los rulos volando, Guardado está a punto de volverse un histórico, y no sólo de la Selección Mexicana, sino del futbol mundial.
Si logra jugar —aunque sea un minuto— en el Mundial Qatar 2022, el tapatío —surgido de la cantera del Atlas— será otro Cinco Copas, igualando la marca de Antonio la Tota Carbajal y Rafa Márquez, por México, así como Lothar Matthäus, por Alemania.
La vida futbolística de Andrés fue veloz, como lo era él en aquellos años de juventud. Hoy, ya no corre tan rápido, pero sabe administrarse mejor. Hoy, ya no le pega tan fuerte a le pelota, pero sí con más colocación. Hoy, Guardado está más maduro y listo para —por fin— hacer historia con la Selección Mexicana.